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Maite Soroa | msoroa@gara.net

Como una ola

Alguien debería hacer una recopilación de todas las astracanadas que se está escribiendo en los medios esteparios a cuenta de la consulta catalana. Si lo publicara dentro de unos años se haría de oro, fijo. Y es que no hay día en que servidora no se eche unas cuantas carcajadas a cuenta de este tema. Ayer, el papel de fino humorista lo cumplió el columnista de «Elconfidencialdigital» Javier Arnal, quien tras citar el mantra de que «la desafección catalana es una realidad, pero basada en una mentira», expresaba un deseo: «Ojalá el secesionismo catalán sea como dice la canción de que las olas vienen y luego se van». Va a ser que no, esta vez las aguas del Mediterráneo llegan con marejada.

Dice Arnal, que es una persona de mundo, que «cuando yo he viajado a Cataluña, he observado una tensión cotidiana entre los vecinos, que va desde hacer la vida imposible a quien cuelga en el balcón de su casa una bandera de España, hasta hablar en catalán a cualquier visitante, aunque no entienda el idioma. Se ven banderas catalanas por balcones y ventanas, pero las de España están proscritas en la práctica. Eso no es identidad catalana ni respeto, sino dictadura social». ¿No será que no hay banderas españolas porque la gente no las quiere poner? Y lo de hablar en catalán a cualquier visitante es tan «dictatorial» como hablar en inglés a quien visita Londres, en chino en la Gran Muralla o en español a un turista en la Puerta del Sol. Pero no lo acaban de entender los lumbreras.

Luego asegura que «el secesionismo catalán es agresivo», y pone como ejemplo que «la marcha humana independentista celebrada en Vinaroz con motivo de la Diada, pretendiendo asumir a la Comunidad Valenciana». No hay nada que asumir, ya que el País Valencià forma parte de los Països Catalans. Y para agresivos, quienes intentaron prohibir la marcha y cargaron contra los asistentes. Aunque el plumilla lo ve de otra forma: «como necesita algunas `víctimas' para remover a los catalanes, hubo dos detenidos en la marcha: todo calculado, preparado estratégicamente». O sea, que los guardias civiles que detuvieron a los independentistas son colaboradores de la Vía Catalana. Como diría mi sobrino, se les va la olla. Total, que Arnal concluye diciendo, «sin alarmismos», que «no basta con quejarse, sino que ha de haber una estrategia para frenar esta ola». Lo llevan claro. Será como poner puertas al campo. O al mar.

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