El duelo entre Italia y España sigue trayendo cola. Los hispanos desperdiciaron una renta de 15 puntos y caían en la prórroga, de forma que se tuvieron que enfrentar a Serbia en el cruce de cuartos. La selección transalpina, por contra, se las tuvo que ver con Lituania. Parece que se ve a quién le salió la jugada.

Italia aguantó el primer tirón de la selección lituana, y llegó al último cuarto con un punto de ventaja, 57-58, terminando el tercer cuarto con un matazo de Belinelli. Pero a los de Simone Pianigiani se les fundieron los plomosos y en los seis minutos siguientes se quedaron sin anotar, mientras su rival sumaba un 15-0 a la postre decisivo.

LITUANIA-ITALIA (81-77). Siendo como es el juego interior la principal «atracción» de Lituania, sorprende que los más destacados de este cruce fuesen exteriores secundarios como Maciulis -13 puntos-, Pocius -11 tantos-, el exbilbaino Seibutis -17 puntos y 6 rebotes- y, sobre todo, Mantas Kalnietis, su único base de nivel -17 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias, un partidazo solo mancillado levemente por un par de graves errores en los últimos segundos-.

Por algo a los lituanos se les llama en ocasiones «los latinos del Báltico». Sabiéndose inferiores en algunas posiciones, intentan suplir sus carencias a base de garra -el año pasado, en los Juegos Olímpicos, tuvieron a los Estados Unidos en jaque en la primera fase, de forma que los norteamericanos se impusieron por un apretado 99-94-, y así lo hicieron los perimetrales de Kazlauskas, plantando cara y superando a base de coraje a una Italia a la que cazaron desprevenida al principio.

Pero la selección azzurra viene demostrando que no se rinde jamás. Belinelli -máximo anotador con 22 puntos, pese a su 2 de 7 en triples- tomó el mando de su combinado y de a poco el resultado se fue equilibrando. Cusin no podía con toda la batería interior lituana, que sumaba en rebotes lo que no podía en puntos -38 a 25-, pero las pérdidas -19- de los de Kazlauskas compensaban el desaguisado, llegando 40-39 al receso tras un canastón de Belinelli.

El tercer cuarto fue un toma y daca entre ambas escuadras. Italia debía aguantar los tirones bálticos, que en los minutos iniciales volvía a tener hasta seis puntos de renta, fruto de una zona 2-3 que los de Pianigiani no lograban desmontar. En estas, Cinciarini, Datome y Gentile empezaron a unirse al carro de Belinelli, que acabaría el cuarto sellando el 57-58 con un matazo sobre Valanciunas.

¿Quién iba a pensar que Italia se atascaría ahí? Los «héroes anónimos» de Lituania, Kalnietis y Seibutis voltearon de nuevo el marcador, y Kazlauskas acertó de pleno al dar minutos a Motiejunas. El pívot de los Houston Rockets puso un punto físico superior a la defensa lituana, y además remató la faena con cuatro puntos seguidos. Un «dos más uno» de Seibutis cerraba un parcial de 15-0, dejando el duelo 72-58.

A partir de ahí fue una guerra de nervios, con la afición italiana entre callada y gritona, y la lituana tratando de aguantar la presión a base de cánticos y juegos de niños, como el «txalo pin txalo» que se trajeron dos aficionados bálticos como extraña forma de dar palmas en los tiros libres de sus jugadores. Italia nunca se rindió, pero era tarde, y ahora se lamentarán de haber remontado ante España y no haber jugado contra Serbia.

CROACIA-UCRANIA (84-72). Esta Croacia no la forman jugadores comparables con Kukoc o Radja, pero al menos pasarán a la historia, después de superar a Ucrania en su cruce de cuartos de final. Los entrenados por Jasmin Repesa lograban el primer pase a semifinales de la selección dálmata por primera vez desde 1995, después de aprovecharse del 3 de 22 en triples de la república exsoviética.

Los de Mike Fratello empezaron el partido concienciados y disciplinados, manteniéndose a la estela de Croacia e incluso tomando la delantera durante varios momentos. Pero a partir del segundo cuarto Ucrania entró en una barrena incomprensible, cediendo un parcial de 29-13 con el que se mediatizó por completo su partido. Del empate a 22 del primer cuarto se pasó al 51-35 del descanso, una losa ilevantable para un seleccionador que ya se conformaba con lograr un sitio entre los ocho primeros.

Salvo en el caso de Pooh Jeter. Con 19 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias, el estadounidense nacionalizado lideró la resistencia ucraniana, haciendo que el marcador pasase de 61-42 a un esperanzador 70-61 al final del tercer período. Aparte de Jeter, los pívots Kravtsov -15 puntos- y Natyazhko -10 puntos, pero siendo uno de los pocos capaces de clavar un triple- fueron los líderes anotadores de Ucrania, amén de Gladyr, que a pesar de sumar 13 tantos y 9 rechaces, firmó un horrendo 1 de 7 en triples, y tomó equivocadas decisiones cuando más lo necesitaba su equipo. Y además, Croacia tuvo en Draper y sus cuatro robos un gran sustento para impedir que Ucrania se acercara más allá de los nueve puntos, mientras Krunoslav Simon sumaba 23 puntos -5 de 8 en triples- para sellar una histórica victoria para Croacia. Su semifinal, a partir de las 17.45.