La Coalición que agrupa a la oposición siria acusa a un grupo de yihadistas ligado a Al Qaeda de dar preferencia a su proyecto de instauración de un Estado islámico por encima del combate contra el régimen.

La toma de la ciudad de Azaz, junto a la frontera turca, por los combatientes del Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL), ha sacado a la luz el enfrentamiento de los grupos yihadistas con el resto de corrientes de la rebelión siria, que tratan de desmarcarse de sus hasta ahora aliados.

De hecho, Azaz no se encontraba bajo el control del régimen de Damasco, sino del Ejército Libre Sirio (ELS), que hasta ahora cohabitaba en las filas insurgentes con el EIIL y otros grupos yihadistas, como el Frente al-Nosra, más o menos ligados a Al Qaeda.

Mientras los partidarios de Al Qaeda acusan al ELS de «herejía» y de subordinación a Occidente, estos acusan a los yihadistas de ser «instrumentos en manos del régimen» y de estar «infiltrados por los servicios de Al Assad».

La oposición se desmarca

La Coalición Nacional de la Oposición siria condenó «las agresiones del EIIL contra las fuerzas de la revolución y su desprecio por la vida de los sirios». Es la primera vez que esta coalición, respaldada por Occidente y que agrupa a un amplio abanico de tendencias, se enfrenta de esta forma a un grupo yihadista.

Denunció el hecho de que el EIIL «sirve a proyectos exteriores y llama a instaurar un Estado en el interior del Estado sirio, violando la soberanía nacional» siria.

También se muestra indignada porque este grupo recurra «a la fuerza contra civiles y por el belicismo contra el ELS». En este sentido, le acusa de «haber renunciado a combatir al régimen en diferentes zonas y de dedicarse a reforzar su posición en las zonas liberadas». La coalición subraya sus divergencias con la ideología del EIIL afirmando que «el pueblo sirio se inclina hacia la moderación y el respeto a las religiones y al pluralismo político y rechaza el pensamiento extremista y la exclusión que se traducen en actos criminales contra los musulmanes y los no musulmanes».

El problema persiste en Azaz a pesar de que se ha acordado una tregua entre el ELS y el EIIL, que, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos, estipula la liberación de todos los detenidos y la devolución de todos los bienes saqueados por ambas partes y que cualquier diferencia sea dirimida por una comisión religiosa reconocida por ambas partes.

El ELS envió una de sus unidades más importantes, la Brigada Liwa al-Tawhid (Brigada del Monoteísmo), de orientación islamista, para interponerse entre los yihadistas y su batallón local, denominado «Tormenta del norte» para intentar resolver la crisis.

La entrada de los combatientes del EIIL ha provocado la cólera de muchos de los habitantes de la ciudad, que temen que se imponga la versión más rigurosa de la sharia y se dispare la violencia contra los civiles. Pero otros no ocultan su apoyo a los yihadistas.

No es el único caso. El mes pasado la brigada Ahfad al-Rassul se enfrentó al EIIL en la ciudad septentrional de Raqqa. A comienzos de verano también hubo choques entre rebeldes locales y yihadistas en Idleb, junto a la frontera turca. Y en la región costera de Latakia, el EIIL ha sido acusado de haber matado al líder rebelde Abu Bassir.

El miedo al EIIL, unido a la falta de medios del ELS, ha llevado a algunos de los grupos armados a radicalizarse. «Aquí ya no hay ELS. Todos pertenecemos a Al Qaeda ahora», declara un líder rebelde de Raqqa, cuyos hombres se han unido al Frente al-Nosra, un grupo que afirma que «lucha para hacer caer al régimen, mientras el EIIL lucha por hacer caer al ELS y dispara a todo lo que se mueve».

El régimen de Damasco insiste en que la rebelión está dominada casi totalmente por los yihadistas ligados a Al Qaeda, y acusa a varios de los países de alentarlos, sobre todo a Turquía, donde muchos de estos grupos tienen su refugio.

Por su parte, el líder de la Coalición opositora, Ahmad Jarba, afirmó, cuando el martes defendía el recurso a la fuerza contra Damasco, que una intervención militar facilitaría la vía para luchar contra estos grupos.

Islamistas protegen a cristianos

A lo largo de Siria se suceden las denuncias contra la actividad de estos grupos yihadistas. Desde las comunidades kurdas que se han enfrentado a ellos a otras que denuncian atrocidades en las redes sociales.

Pero un grupo de cristianos en Alepo ofrece otra imagen de los insurgentes islamistas, diferenciando a grupos como el que se encarga de protegerlos.

Alepo, en sus tiempos de corazón económico y segunda ciudad del país, contaba con entre un 20% y un 30% de cristianos, más del doble del porcentaje presente en todo Siria. Hoy solo queda un pequeño número, después de año y medio de guerra que ha hecho huir a buena parte de sus habitantes. Seis de ellos viven en la Casa Mar Elias, un albergue de la iglesia situada en la Ciudad Vieja, escenario de enfrentamientos entre los insurgentes y el Ejército.

Son personas mayores que recuerdan todavía los tiempos en los que cristianos y musulmanes convivían pacíficamente, y no creían que un día podían llegar a ser víctimas de la violencia confesional. «Mucha gente oye informaciones según las cuales todos los islamistas son miembros de Al Qaeda y persiguen cristianos y alauitas», dice una de ellas, Georgette Juri, de 71 años, que niega que este sea el caso.

La brigada de Azaz

El centro se encuentra protegido por Liwa al-Tawhid, la misma brigada que hace de mediadora en Azaz. «Todas las mañanas los hombres de Abu Ammar (comandante de la brigada) nos llevan pan, y cada quince días harina, sal, arroz y pastas», añade Michael Oberi, otro residente.

«Gracias a ellos nos podemos mover libremente por la ciudad vieja sin temor a los islamistas radicales, presentes con mucha fuerza en esta parte de Alepo», explica. «Abu Ammar y sus hombres vigilan. Si mataran cristianos ¿por qué nos protegerían?, añade Juri.

En unos edificios más allá, el propio Abu Ammar afirma que «los cristianos no son nuestros enemigos. El profeta respetaba a los cristianos, hacemos lo mismo». Seij Abu Mohammed, un religioso suní, reconoce que milicias yihadistas han matado cristianos, pero expresa su frustración porque en Occidente «piensan que solo porque tenemos barbas largas y rezamos todos somos fanáticos. Deben saber que el islam predica la paz y el respeto».

La esposa de Oberi, Sarb Magarian, espera que «Siria no se convierta en otro Irak, donde el odio se ha convertido en la norma». «No vamos a aceptar que los islamistas del extranjero nos impongan su ideología. (...) Antes de la revolución, todas las comunidades vivían en paz y armonía, y eso debe continuar después de la guerra», añade.

Los yihadistas representan casi la mitad de las fuerzas rebeldes que luchan contra el régimen sirio, según un estudio del Instituto Británico de Defensa IHS Jane. De ellos, casi 10.000 pertenecen a grupos vinculados a Al Qaeda.