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61 DONOSTIA ZINEMALDIA

La huella de un crimen, según Atom Egoyan

La crónica de sucesos saltó ayer a la Sección Oficial con «Condenados» («Devil's Knot»), un título con el que el director canadiense de origen armenio Atom Egoyan se distancia del estilo visual de sus anteriores trabajos para adaptarse a un thiller deliberadamente naturalista.

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Amaia EREÑAGA | DONOSTIA

Mal acogida por la prensa especializada en el pase de la víspera, la segunda incursión de Atom Egoyan (El Cairo, 1960) en la Sección Oficial de Zinemaldia tampoco convenció en su proyección de ayer por la mañana en el Kursaal. Cineasta con una trayectoria en la que ha conseguido tener eso que se llama un sello personal, Egoyan es autor de obras como «Exótica» (1994), «El dulce porvenir» (1997), «El viaje de Felicia» (1997), «Ararat» (2002), sobre el genocidio armenio, o «Chloé», con la que vino a Donostia en 2009.

En «Condenados» cambia totalmente de registro para rodar un caso ocurrido hace veinte años y que «en Estados Unidos conocemos todos», como explicó ayer. De hecho, en el pasado se rodaron cuatro documentales en los que, curiosamente, dijo, los protagonistas reales parecían más sobreactuados que los actores. «Quería utilizar el drama para crear una abertura, esa ambigüedad que el documental no permite», explicó.

En este thriller judicial, Egoyan recrea un suceso ocurrido en Devil's Knot -de ahí viene su título original, y es también un juego de doble sentido porque significa «nudo del diablo»-, un pueblo del sur de Estados Unidos donde aparecieron en un lago los cadáveres salvajemente torturados de tres niños de ocho años. Se detuvo y condenó a otros tantos adolescentes, acusándoles de ser seguidores de ritos satánicos, en lo que posteriormente se demostró como un error judicial gracias a la labor de un investigador, interpretado por Colin Firth, y al empeño por saber la verdad de la madre de uno de los niños muertos (Reese Whiterspoon).

Atom Egoyan eligió a una estrella como Whiterspoon porque «representa el espíritu del sur, entiende al personaje y puede conectar con esa comunidad». No quería caer en el tópico de que «este tipo de cosas suceden en el sur» y se centró en ser totalmente verídico en lo que enseñaba, hasta el extremo de que todo lo que se dice en el juicio es reproducido de las actas del caso real.

Por estas muertes se detuvo a unos adolescentes amantes del death metal -«en aquella época, los años 80-90, existía la creencia de que el death metal tenía conexiones con el demonio»-, «cuando todo el mundo sabía que eran inocentes; me interesaba mucho más la forma en que la película permite observar todo lo que ocurre en ese pueblo y lo que no ocurrió hace 20 años. La pregunta es «entender a los seres humanos y cómo podemos convivir con la duda».

EL CASO

El caso, con mucha repercusión en EEUU, sigue sin resolver y los tres condenados -tres adolescentes amantes del death metal, a los que se acusó de ritos satánicos- estuvieron en la cárcel hasta 2011. «Para resolver el caso fueron a lo más fácil, a lo de fuera»

Violencia en Atenas

De asesinatos también habla el debutante director de cine Michalis Konstantatos en su «Luton». La película compite en Nuev@s Director@s y su acogida por parte del público no difiere mucho de la de Egoyan, recibió aplausos y abucheos por igual.

«Luton» cuenta la historia de tres personajes que no tienen nada que ver y que tampoco tendrían que haberse conocido. El trío forma una hermandad de violencia nocturna para sentirse con vida, por lo que realizan incursiones atroces por las calles de Atenas.

En definitiva, «Luton», según su director, «es una película que habla de nosotros, de las cosas que nos incomodan, de las falsas ilusiones, de lo poco inocentes que son algunos comportamientos cotidianos; de lo extrañas que pueden ser algunas decisiones, de las cosas sin explicación». A. E.

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