El cambio suele ser sospechoso, pero para la CEN, en Nafarroa es un crimen contra el pasado
Nafarroa tiene cadenas: las del miedo, las que explotan el temor que se resume en la frase «que vienen los vascos». Azuzándolo han creado un sistema de poder excluyente hasta el límite, cerrado a cal y canto, endogámico a más no poder. Han llegado incluso al cénit de la indecencia como con aquella insólita -por antidemocrática- resolución parlamentaria que establecía que los abertzales nunca debían gobernar en Nafarroa. Uno de los representantes del búnker de poder en Nafarroa, la CEN, Confederación de Empresarios de Navarra, por boca de su presidente, José Antonio Sarria, repitió ayer el argumento al mostrarse «profundamente preocupado» por la posibilidad de que «en el futuro pueda haber un gobierno anexionista que ponga en peligro la comunidad».
Mal que le pese a la CEN, las cadenas del miedo se van a romper en Nafarroa, no va a haber excusas del pasado para tratar a los navarros y navarras como menores de edad. Saben que en igualdad de condiciones, sin miedos, sin tabúes y sin caretas, es posible que pierdan. Que sus responsabilidades directas en el saqueo de los bienes colectivos queden al descubierto. Por eso tratan de impedirlo con argumentos tan patéticos.