El primer ministro británico, David Cameron, renunció a participar en un debate televisivo sobre la independencia de Escocia solicitado por el ministro principal, Alex Salmond, y se escudó para ello en que «estaríamos ante una táctica de distracción».

«Es un principio aceptado y razonable que se puede escoger al capitán del propio equipo pero no a los oponentes», respondió en una misiva Cameron a Salmond.

«Entiendo por qué usted desea seguir una táctica de distracción pues es una forma de desviar la atención de los verdaderos asuntos, como la credibilidad de sus planes para una unión monetaria (entre Escocia y Gran Bretaña), la financiación de las pensiones y la gestión de los volátiles ingresos del petróleo», afirmó.

Cameron acusa a Salmond de querer plantear el debate como una confrontación entre el Gobierno escocés y el británico y entre el Partido Nacionalista Escocés (SNP) y el Partido Conservador británico.

«Su debate no es con Gran Bretaña, es con la gente de Escocia», incidió el primer ministro, quien aconsejó a Salmond que confronte sus planes con los políticos locales unionistas que encabezan la campaña contra la secesión en especial el laborista Alistair Darling, director de la campaña por el «no». Según los analistas, Salmond, independentista de centro-izquierda, se beneficia en las encuestas y gana adeptos a la independencia cuando se contrapone a Cameron y sus políticas conservadoras.

En cambio, no sale tan beneficiado cuando se enfrenta a los laboristas, con mucha implantación y apoyo del electorado en Escocia, donde los tories tienen pocos seguidores.

Discurso del miedo

Quizás por ello, Cameron insiste en el miedo, recordando que el resultado del referéndum será «irreversible» y advirtiendo que los que vayan a votar decidirán»por sus hijos, nietos y generaciones posteriores».