Visita de una comisión de Naciones unidas
Desapariciones forzosas en Euskal Herria
Iñaki Egaña Historiador
Más de 12.000 desaparecidos en Euskal Herria en los últimos 75 años, tanto a un lado como al otro de la muga. La extrapolación a las poblaciones actuales de naciones con desapariciones forzosas, intención no demasiado exacta por el hecho de las fluctuaciones del censo, nos permitirían una aproximación a la dimensión de la tragedia. En Euskal Herria desapareció uno de cada 250 habitantes, en Chile uno de cada 580 y en Argentina 1 de cada 1.500.?
Lejos de los datos de Camboya donde desapareció, según fuentes, entre el 15 y el 30% de la población. En esa lista, España (incluida Cataluña y excluida Euskal Herria), las desapariciones alcanzarían a uno de cada 300 habitantes. Por tanto, podemos aventurar que Euskal Herria es, por detrás de Camboya, el segundo país del mundo en desapariciones forzosas.
Periodo guerra civil. Frente y retaguardia. La Sociedad de Ciencias Aranzadi entregó al Gobierno Vasco en septiembre de 2008 un informe detallado sobre desapariciones forzosas entre 1936 y 1942 correspondientes a la Comunidad Autónoma Vasca. Este informe fue validado por el Ejecutivo de Lakua y remitido con posterioridad desde Gasteiz al magistrado Baltasar Garzón que lo aportó a las diligencias previas abiertas sobre la causa al franquismo (339/2006E).
En este trabajo se detallaban la condición, origen, nombre, apellidos, fecha y lugar en el que se produjo la desaparición forzosa de 8.666 hombres y mujeres de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.
En Navarra, las entidades memorialistas aportaron al juez diversas listas con 8.500 nombres, muchos de ellos repetidos, por la pluralidad de fuentes. Como fuera que finalmente la causa contra el franquismo no prosperó, la investigación quedó a medias.
Es hecho constatado que 3.100 navarros fueron fusilados en retaguardia (cerca del 1% de su población de entonces). En la actualidad, un equipo de la UPNA dirigido por Emilio Majuelo, con aportación institucional, investiga las fosas en Navarra, así como las desapariciones forzosas. A pesar de que desde 1978 se han hecho numerosas exhumaciones, incluso las familias navarras recuperaron los restos de sus allegados desde el Valle de los Caídos (Madrid), las identificaciones han sido escasas.
Período franquismo y ocupación nazi. En 1956 desapareció Jesús Galíndez Suárez, delegado del Gobierno Vasco en el exilio en Nueva York, que años antes había presentado ante Naciones Unidas un informe sobre la naturaleza del franquismo, parte de otro colectivo sobre el rechazo de NU a la entrada de España en la misma. Sus restos descansaron, según el juez dominicano Raúl Fontana Olivier, que abrió diligencias, en un barranco conocido como Arroyo Limón, en San José de Ocoa (República Dominicana).
La destrucción de archivos y el negacionismo franquista provocó que la investigación contemporánea a los hechos estuviera imposibilitada. El Gobierno Vasco en el exilio, ubicado en París desde 1945, centralizó la búsquedas. A modo de ejemplo, Martín San Vicente, residente en Toulouse, que además había sido representante del Gobierno vasco para la organización de los exiliados, ponía en noviembre de 1961 un anuncio en la prensa por el que se interesaba por su esposa, Hermenegilda Giménez, y sus tres hijas Aurora, Ángeles y Carmen, desaparecidas en Francia en junio de 1940, al comienzo de la invasión nazi.
Un total de 125 judíos vascos desaparecieron en campos de exterminio nazis. El primero fue Joseph Mizhari, natural de Biarritz, de 21 años de edad, que fue conducido a Auschwitz tras ser detenido en junio de 1942.
El mayor número de desapariciones se produjo en 1944. En junio de ese año, 20 vecinos de la costa de Lapurdi fueron enviados a campos de exterminio entre ellos Joseph Abeberry, alcalde de Ziburu, y Léon Lannepouquet, alcalde de Hendaia. Los detenidos fueron dados por desaparecidos entre ellos Abeberry en Mathausen y Lannepouquet en Dachau. En agosto, 23 vecinos de Sohüta, entre ellos su alcalde Bernard Casenave.
Al menos un centenar de vascos de los territorios de Gipuzkoa, Araba, Navarra y Bizkaia desaparecieron en los campos de exterminio de Dachau, Gusen, Mathausen, Melk y Steyr.
Según el historiador Jean Cruzet, natural de Biarritz, y presidente de la Unión de Evadidos de Francia, 4.000 evadidos de la ocupación nazi de Francia por el Pirineo vasco fueron detenidos e inmediatamente, deportados a campos de exterminio. Procedían de Europa. La mayoría fueron considerados desaparecidos forzosos.
Período Transición y posterior. En total, cuatro desapariciones de ciudadanos vascos: Eduardo Moreno, Popo Larre, José Miguel Etxeberria y Tomás Hernández. En el caso del primero, las diligencias abiertas en la Audiencia Nacional (120/2008), señalan que su cadáver fue enterrado en una finca cercana a Barcelona llamada La Granja, según declaraciones del neofascista italiano Angelo Izzo.
Popo Larre, miembro de Iparretarrak, desapareció en agosto de 1983. IK mantiene que su cuerpo probablemente descanse en el nicho de Pascal Dumont, cuyo cadáver apreció 5 días después cercano al de la desaparición de Larre. De hecho, la familia Dumont mantiene una placa que reza: «Aquí descansa un desconocido que nos fue impuesto por la Gendarmería, la Policía, la Justicia y los cuerpos médicos».
José Miguel Etxeberria Álvarez, desapareció en junio de 1980. Al parecer fue secuestrado por el mercenario Chérid (OAS, BVE y GAL) con la ayuda de Mikel Cabezas, ambos muertos con posterioridad (explosión de un coche que manipulaba para atentar contra refugiados vascos y efectos de la heroína). Estaría enterrado en algún punto de Bajanavarra.
Tomás Hernández desapareció en mayo de 1979. Según recogieron El País y el semanario Enbata, Hernández fue testigo de la muerte del refugiado Peru Larrañaga muerto a tiros por un ex policía. Natural de Zaragoza, estaba refugiado desde el fin de la guerra civil. Vivía en Hendaia.