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Joaquín Nieto | Director de la OIT para el Estado español

«Si persisten en la política actual, no saldremos de la crisis»

El director de la OIT para el Estado español cree que se deben cambiar las políticas anticrisis que se están llevando adelante. Porque ni han resuelto el problema del desempleo, ni del déficit, ni de la deuda. A su juicio, la austeridad es un camino que lleva a que haya una mayor pobreza, desigualdad y desempleo. La salida para Europa, a su juicio, es conjunta, pero pide cambiar las políticas económicas.

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Juanjo BASTERRA | BILBO

Joaquín Nieto participó en la inauguración del máster universitario en Gestión de los Recursos Humanos y el Empleo de la UPV-EHU, donde ofreció una conferencia titulada «Empleo, trabajo decente y protección social en tiempos de crisis».

¿Cuál debe ser la agenda de la OIT a partir de este momento?

Las modificaciones que se han producido en el mundo del trabajo y cuál debe ser la Agenda de la OIT, que nació hace 100 años casi, deben tenerse en cuenta. Las funciones por las que se creó son las mismas. La idea básica es que no puede haber paz universal y duradera sin justicia social.

La segunda es que existen condiciones de trabajo que son tan injustas y que generan tal grado de miseria, de privaciones, de descontento, que es necesario establecer unas reglas para permitir las condiciones de trabajo.

Y por ultimo si un país cualquiera no adopta un régimen de trabajo humanizado es un obstáculo para que los demás lo puedan hacer. Por eso, se necesitan normas internacionales.

Cien años después, ocupan las exigencias ¿no le parece?

Así es, siguen siendo válidas actualmente. A pesar de los cambios que ha habido en el mundo: la población se ha multiplicado por tres, el PIB por cinco, el comercio mundial por 25, en cien años. Pero, a pesar de esto, sigue habiendo unos grados de desigualdad e injusticia enormes.

De los 7.000 millones que habitamos el planeta, 5.000 millones no tienen acceso a la protección social. De ellos, 1.000 millones logran tener solo un dólar al día para sobrevivir. Eso significa que de los 3.000 millones de trabajadores que hay en el mundo, el 80% no tiene acceso a protección social y un tercio no tiene acceso a ningún sistema de protección social. No tienen acceso a trabajo decente.

Una tarea que tenemos que hacer es que el trabajo sea decente, o digno, y que sea una decisión obligatoria, y eso está pendiente en estos momentos.

¿Ha ido a peor con la crisis?

Con la crisis, esta labor de la OIT es más necesaria que nunca. Porque hay 200 millones de desempleados en el mundo, y hay 45 millones de nuevos jóvenes que están demandando cada año un empleo y no lo encuentran. O se crean 250 millones de trabajos en los próximos cinco años, para dar empleo a los parados y nuevas incorporaciones, o se va a crear una situación explosiva. Con una generación perdida.

¿Hay que reorientar las políticas llevadas hasta este momento en el mundo?

Hace necesario reorientar las políticas anticrisis, particularmente las europeas. No todas han sido iguales. La respuesta de EEUU y Japón a la crisis no es la misma que la de Europa, ni la crisis afecta por igual a todo el mundo. Los países emergentes han conseguido eludir los peores efectos de la crisis. Es a los países industrializados a los que más les ha afectado.

¿Qué debe hacer Europa?

Lo que pensamos es que tiene que haber una revisión de cómo ha afectado la crisis en Europa, porque las políticas de austeridad extrema y de reducción de los ingresos están generando desempleo. Cuando es así, es imposible alcanzar la estabilidad fiscal, la consolidación fiscal. Un objetivo deseable es que los gastos tengan correspondencia con los ingresos y que la deuda sea controlable. Son objetivos deseables, pero con la austeridad extrema no se alcanzan. Pero el déficit está ahí y la deuda aumenta.

¿Qué es lo que está fallando?

No frenar el desempleo y la reducción de ingresos. Porque cuando hay desempleo y reducción de ingresos significa más gastos y menos ingresos. Es imposible llegar a la consolidación. Aunque suban los impuestos, los ingresos no suben porque hay mucho desempleo. Se reduce el consumo, se deprime la actividad económica y se reducen los ingresos.

¿Hay que dar un tirón de orejas a los empresarios para que generen empleo?

Hay que cambiar las políticas económicas y generar inversión productiva. Se necesita una reforma financiera, que está pendiente, a pesar de que el origen de la crisis fue financiera; que fluya el crédito para que haya inversión pública y privada, y que, a partir de ahí, se pueda generar empleo. Este es el cambio fundamental. No pensamos que los cambios en las leyes laborales modifiquen esa situación, o la austeridad extrema sea la receta adecuada. Se está demostrando no solo que tiene límites, sino que tiene efectos adversos.

¿Cómo aplicar políticas económicas diferentes si no se preocupan de ingresar más, porque dicen que no hay?

Estamos hablando de políticas europeas. Esto significa que país por país no hay salida en Europa. La única posibilidad es una reorientación del conjunto de las políticas europeas. Debe fluir el crédito para los estados y empresas. Ahora mismo, el BCE no llega ni a los estados ni a las empresas. No puede haber una política de inversión publica ni privada. Esta es la clave.

Siete años después del inicio, ¿estamos peor ?

Sí. Se está en una situación peor, no se ha conseguido reducir los déficit, la deuda pública es mayor y el desempleo ha crecido. Este es el balance. Nos lleva a decir que hay que reorientar las políticas macroeconómicas, poniendo en el centro de las mismas al empleo, que es lo que ha faltado. Si se hubiera actuado hacia esa dirección no hubiera habido una austeridad tan extrema. No habría habido esa presión de ingresos que deprimen la economía.

¿Ha fracasado la política europea?

No ha dado los resultados pretendidos y, por lo tanto, debe reorientarse.

Ya, pero ¿ha fracasado?

Todavía está pendiente la salida. Está pendiente el debate de la reorientación.

Si empezamos a debatir sobre la reorientación, después de una crisis profunda de siete años, nos plantamos en otros cuatro años más sin ver la luz en este túnel.

Desde el punto de vista del empleo, obviamente. Y si persisten en esta política será imposible salir de la crisis.

¿Qué futuro nos queda?

Si no hay una reordenación de esas políticas económicas: más desempleo y reducción de la protección social, reducción de ingresos y aumento de las desigualdades y de la pobreza. Por eso es tan urgente reorientar esas políticas.

Y en el Estado español, ¿las reformas laborales, la de pensiones, van a mejorar la situación?

Las líneas que lleven la reducción de los ingresos de la población no solo no van a resolver la crisis, sino que van a ser tóxicas para la economía.

¿La OIT se enfrenta en estos momentos a más problemas que al inicio de su formación?

No sé si más que al principio. Persisten los mismos problemas de injusticia social, es obvio. Unos son de la misma naturaleza y otros de distinta. No en todos los campos y países van a peor. Si vemos a nivel global en el tema de la pobreza ha habido avances. Esta semana los datos del trabajo infantil han constatado que se ha hecho un avance. No tiene que ver con la situación económica, sino con la actividad política, se ha apostado por conseguir ni más ni menos que reducir en un tercio ese trabajo infantil. Así, 78 millones de jóvenes han abandonado el trabajo infantil y se han incorporado a la escuela. En el caso del trabajo infantil peligroso, se ha reducido a la mitad. En el 2000 había 170 millones de niños y niñas en los trabajos más peligrosos, y hoy son 85 millones. Es una cantidad enorme. Teníamos el objetivo de terminar con las fórmulas más peligrosas en el año 2016 y difícilmente lo vamos a alcanzar. Vamos a estar cerca. Hay que seguir.

¿Es derrotista su impresión?

No lo pretendo. También hay datos en los que se aprecia que si cambian las políticas favorables se puede solucionar. El trabajo infantil ha avanzado porque ha habido políticas favorables en dos campos: una política favorable contra el trabajo infantil, ratificando convenios, con más leyes e inspección de trabajo. Y porque se han hecho políticas educativas. Los trabajos del Milenio de la ONU que tenían objetivos de escolarización se han cumplido bastante y la escolarización ha ayudado bastante. Donde hay una escuela, hay una maestra y maestro que controla por qué no van los niños y se desvela si existe la explotación. Así es más fácil reducirla. En los últimos cuatro años, en plena crisis mundial, se ha reducido. Han tenido que ver las políticas educativas. Es una lección importante.

¿La tiene que aprender europa?

No, la tiene que aprender el mundo. Poniendo en el puesto de mando de la política las cuestiones importantes se consiguen resolver los problemas sociales y económicos.

¿El poder político está subrogado a la elite económica?

Lo que tiene que hacer el poder político es ocupar el puesto de mando que tiene que ocupar y para lo que le han puesto los ciudadanos. Eso es lo que tiene que hacer.

Pero no lo vemos.

El poder político tiene la llave, tiene que cumplir esa responsabilidad de ejercer y orientar esas políticas en el lado adecuado.

Como decía un pensador, frente al pesimismo de la razón, habrá que oponer el optimismo de la voluntad. Lo importante no es si uno es pesimista u optimista, sino si es capaz de identificar bien el desafío y trabajar. J. B.

 

TRABAJO DECENTE

«De los 3.000 millones de trabajadores que hay en el mundo, el 80% no tiene protección social y no tiene un trabajo decente. Es una tarea que tenemos que profundizar»

ANTICRISIS

«Es necesario reorientar las políticas anticrisis, particularmente las europeas. No todas han sido iguales. La respuesta a la crisis no ha sido igual en EEUU, Japón o en Europa»

europa

«País por país no hay salida en Europa. La única posibilidad es una reorientación del conjunto de políticas europeas»

sin avances

«Se está en una situación peor. No se ha conseguido reducir ni déficit, ni deuda pública. Son mayores y el desempleo es mayor. Así no se sale ni se avanza»

«La sociedad tendrá que reaccionar ya»

¿Se cumplen los convenios de la OIT?

Los estados deben cumplir los convenios y, en particular, los derechos fundamentales del trabajo, que no requieren de la ratificación de los países. Son derechos universales y los países están obligados a hacer normas, leyes y a vigilar su cumplimiento para que los derechos fundamentales del trabajo se respeten.

Si van para atrás, ¿qué hacemos?

La sociedad tendrá que reaccionar ya. Es obvio. Si no hay una reacción de la sociedad para el respeto de los derechos, será muy difícil que las normas y leyes se respeten. Es la sociedad la primera la que tiene exigir y vigilar su cumplimiento. Y las instituciones tienen que acompañar ese proceso en la medida de sus posibilidades. El sistema de Naciones Unidas en su conjunto es muy útil y deja claro los derechos fundamentales que todos los países deben respetar, pero los mecanismos que tiene para que sea efectivo son difíciles de instrumentar.

A nivel de salud laboral, usted que es experto, son más de dos millones de muertes al año por el trabajo ¿qué hacer?

Más de dos millones de trabajadores mueren al año por condiciones inaceptables; la mayoría por enfermedad. Es un reto que hay que mirar de frente y que hay que ponerlo en la agenda política. Una buena noticia es el último G20. En las conclusiones de Rusia se habla de la necesidad de abordar este asunto de los accidentes y muertes laborales. Y hace un mandato a la OIT para que realice un informe junto al «task force» de los ministros del Trabajo, planee la situación y establezca respuestas. El hecho de que se ponga en la agenda política es importante, porque se visualizará.

¿Es optimista de cara al futuro?

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