E l islandés Baltasar Kormákur sorprende gratamente con «2 Guns» y se hace un sitio en el cine de acción Made in Hollywood. Con su anterior «Contraband» se quedó en el intento, tal vez debido a que se trataba de un remake anglosajón de una serie negra nórdica, y en esta segunda oportunidad ha contado con un rotundo guión de Blake Masters basado en un cómic Steven Grant, cuya violencia explícita no ha sido rebajada, a pesar de que esa postura valiente le ha costado a la película la calificación de «solo para adultos» en los Estados Unidos. Una limitación que no ha impedido su buen rendimiento en taquilla, gracias al equilibrio que consigue entre su dureza visual y el humor desdramatizador.

El buen balance entre tensión y comicidad se obtiene mediante un inspirado cruce de géneros entre el thriller fronterizo setentero y la buddy movie ochentera. De la década de los 70 toma un núcleo argumental que homenajea directamente a Don Siegel y «La gran estafa», además de un guiño puntual a «Quiero la cabeza de Alfredo García», de Sam Peckinpah, cineasta que también inspira la secuencia culminante del tiroteo. El estilo de reparto es por extensión peckinpahniano, con mucho tipo duro como Fred Ward, Bill Paxton o Edward James Olmos.

De los 80 el modelo a seguir es «Arma letal», mejorado gracias la arrolladora pareja interracial que forman Mark Wahlberg y Denzel Washington. Es el afroamericano quien se destapa con una vis cómica que no había explotado antes, manteniendo un duelo embromado con su compañero de reparto, en un juego de réplicas y contrarréplicas que nunca se agota.

Son los constantes giros de guión los que dan alas a los dos protagonistas, a partir de la idea de su naturaleza común de sendos infiltrados ignorantes de la condición del otro, debido a que trabajan para cuerpos distintos (policial y militar). Cuando descubren sus respectivas verdaderas identidades se ven obligados a trabajar juntos, por encima de los carácteres antagónicos del que cree en la amistad y del que, por el contrario, reniega de sentimentalismos en el trabajo. Todo se complica porque en la guerra fronteriza tampoco hay bandos definidos.