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Fede de los Ríos

Los maderos coloraos

 

El pasado 30 de mayo fuimos llamados a una huelga general contra los recortes de los derechos sociales y laborales de los trabajadores.

ELA, LAB, STEE-EILAS, ESK, EHNE, HIRU, CGT, CNT y Solidari convocaron el paro de un día para frenar la cascada de agresiones de un gobierno al dictado del Capital contra derechos cuyo logro se cobró dolor, persecución, cárcel y hasta la vida de no pocos. Con la excusa de la crisis que todo lo envuelve y justifica, no buscan sino sentar las bases de unas nuevas relaciones de producción de rancia raigambre.

En la capital de Nafarroa las cámaras captaron un gesto bello, casi extemporáneo a los tiempos que corren: los trabajadores y trabajadoras de la Agencia Navarra de Emergencias (ANE), un organismo que agrupa los recursos materiales y humanos de Protección Civil (SOS Navarra-112) y Bomberos de Navarra, que no pudieron hacer huelga debido a unos servicios «mínimos» impuestos por un gobierno, el navarro, que parece prepararse para hacer frente a un tsunami, la caída de meteoritos y las doce plagas de Egipto a un tiempo. ¡Bien!, esos trabajadores y trabajadoras, optaron por entregar el salario de ese día al Banco de Alimentos y a la Asamblea de Parados y Paradas.

Uno a una y en plaza pública fueron depositando el jornal en una urna a la vista de curiosos y periodistas. 9.000 euros fue lo recogido. Hubieran querido realizar un pequeño acto que no contó con la aprobación de la señora gobernadora, así que desistieron en la utilización de pancartas y megáfonos.

Este jueves, los mismos que realizaron la donación solidaria para los más necesitados, un gesto que hace que la vida sea más vivible, se han encontrado con una multa de 900 euros por una concentración ilegal cuya tramitación fue a cargo de la Policía Foral. ¡Unos cabrones, unos hijos de puta! -exclamará algún encolerizado lector-. No necesariamente, querido. Simplemente policías o, lo que es lo mismo, unos idiotas morales al servicio de un amo. Obediencia debida, como los vigilantes de los campos de concentración. Yo cumplo órdenes, es decir, no pienso, hago lo que me mandan mis superiores. Así de simple y si, además, le gusta dar hostias y le pagan por ello... miel sobre hojuelas.

Los hay que tienen que vender su fuerza de trabajo y su tiempo para poder vivir. Hay quien debe vender su cuerpo pero conserva su dignidad; quienes a costa de su dignidad, vendiendo intimidades propias y ajenas, consiguen conservar el cuerpo y están los uniformados que renuncian al pensamiento y a la dignidad, características del humano, al tiempo que venden su cuerpo a cualquiera de las llamadas autoridades. Piensan que identificándose con el «superior» se vuelven superiores.

Alguien elaboró el informe policial, alguien que vio lo que allí se estaba produciendo en forma de solidaridad con los más perjudicados por la política económica del Gobierno, un gesto que agradó a todo el mundo. Fue alguien impermeable a toda muestra de humanidad. Un necio. La pieza más fácilmente reemplazable de toda la maquinaria de la injusticia. Un madero, sin más.

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