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clausura de la 61 edición de zinemaldia

Las heridas, las películas

Iratxe FRESNEDA | Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

El camino de vuelta a casa suele ser espinoso, la heroína nunca es la misma cuando regresa. A veces, incluso, sabe que no existe el viaje de ida y vuelta. Solo puede seguir hacia delante. Así caminan los héroes de «La jaula de Oro», de Diego Quemada (Horizontes Latinos), así sobreviven en su deambular hacia la tierra de las oportunidades. En todo proceso vital, social, hay heridas que es difícil cerrar, tensiones difíciles de resolver. «L'image manquante», de Rithy Panh (Perlas), lo explica con maestría. En esos procesos de renacimiento, el aislamiento, el miedo, la inseguridad y las carencias son fantasmas que nos acompañan siempre y la soledad no siempre es amiga de los seres débiles. «La herida» (Concha de Plata a Mejor Actriz y Mención Especial del Jurado), el debut como director de Fernando Franco, es una apuesta por la historia de una de esas chicas que a nadie le gusta ver. Su dolor atraviesa la pantalla, tiene un trastorno límite de personalidad y un valiente Franco le da vida con ternura y honestidad, mirándola sin sexualizarla, observándola como un ser que sufre, sin edulcorar la batalla que emprende a diario consigo misma, sin importarle que nos guste o no. Y en un modelo de industria cinematográfica herido de muerte en el que a las mujeres se nos estereotipa y se nos convoca a akelarres inflados de misoginia respiro cuando un hombre nos observa con empatía, cuando veo maravillosas películas, como «Gloria», de Sebastian Lelio (Perlas), y me divierto siguiendo el viaje de una mujer madura, sola y alocada. La vida es un viaje emocionante, con heridas, y el cine forma parte del juego.

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