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Anjel Ordóñez Periodista

Nuevas propuestas frente a viejas maneras

El PNV celebró el domingo en Foronda su Alderdi Eguna. Como cada año. Otro. Con la conveniente actualización de los argumentos a los tiempos que corren, Urkullu y Ortuzar volvieron a ubicar su discurso en ese característico terreno radicalmente centrado, mesuradamente extremista, tan propio de la efeméride. Hay que reconocer que lo bordan. La receta, la de siempre: dar estopa al estado español y a la izquierda abertzale a partes iguales para, así, forzar una ilusión de equidistancia que parece funcionar muy bien en la propia parroquia, que de eso se trata. No vale la pena desgastarse en realizar propuestas con riesgos innecesarios, basta con repetir un par de sólidos preceptos sabinianos para después desviar la atención hacia los principales adversarios, y ponerlos a caldo de perejil. Así, Ortuzar hablaba de «ilusión y de confianza en el pueblo vasco», de «nación vasca en Europa» y de un «proyecto nacional que no se construirá contra nadie», para, a renglón seguido, asegurar que «España no se entera o no se quiere enterar» y que «antes de empezar a perder el tiempo con `vías vascas', la izquierda abertzale debería buscar soluciones a problemas como el desarme de ETA». Y de postre, el reciente pacto con el PSOE como bálsamo milagroso y final de todos nuestros problemas. Ya ven.

Pero el verdadero punto de interés del fin de semana lo ponía Arnaldo Otegi en sus declaraciones desde la cárcel para el diario catalán «El Punt/Avui». Entre otras muchas cosas, Otegi dejaba claro algo que a muchos les puede costar escuchar, pero que no es sino reflejo de la más cruda realidad: a día de hoy no existe ningún proceso de resolución del conflicto vasco ni en el Estado español ni en el Estado francés. No conviene perderlo de vista.

No conviene, porque sigue siendo el punto de partida de cualquier acción política que se fije como objetivo prioritario la normalización definitiva de la convivencia en Euskal Herria. Y, a diferencia de otros, Otegi arriesga con planteamientos claros: si bien sigue vigente la oferta de diálogo a los estados, es prioritario profundizar primero en un acuerdo interno en Euskal Herria que permita desbordar los férreos vetos de Madrid y París en el camino hacia la soberanía. Para quien quiera oír.

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