El mismo día en que la Guardia Civil embarraba con sus botas todos los suelos éticos habidos y por haber, en «El Correo» celebraban alborozados el discurso del presidente de Andoni Ortuzar en el día grande de su partido. En su editorial, el diario de Vocento afirmaba sobre la cita anual en Foronda que «el carácter mismo de la fiesta invita a realzar el orgullo de los asistentes por formar parte de tan históricas siglas, y los mensajes de los dirigentes jeltzales están llamados a subrayar sus principios identitarios. Pero aun así Andoni Ortuzar y el lehendakari Urkullu se mostraron literalmente fieles al discurso que vienen manteniendo, sin elevar el tono reivindicativo ni contrapuntear la política del PNV con recursos de exaltación». Vamos, que Ortuzar y Urkullu se cuidaron muy mucho de impedir que alguna o alguno después de tomarse unos txakolís se prensara que su partido es abertzale. Por eso el editorialista saludaba el «temple» de los jeltzales, y señalaba que «la advertencia de Ortuzar sobre los riesgos de «pérdida de control» que entraña siempre el «exceso de velocidad» fue el argumento más elocuente de por qué los jeltzales contemplan a distancia la `Vía Catalana'». O sea, que se trata de tenerlo todo bajo control o, dicho de otra forma, atado y bien atado. Si ya nos entendemos, ya. Según «El Correo», si el objetivo de la estrategia jeltzale es `superar el contencioso político a través de un acuerdo constituyente entre diferentes', el PNV deberá demostrarlo orillando las apelaciones a la existencia de un `destino' ajeno al que resulte del diálogo plural». De lo que se trata, por tanto, es que el «destino» de este pueblo, lo decidan los de siempre. Españolas plurales quieren que seamos...

En el mismo diario, el columnista Luis Haranburu Altuna lo dejaba clarinete: «Los vascos solo tenemos una vía y es por la que echamos a andar hace casi cuatro décadas. La vía se llama Estatuto de Gernika, a la que, por cierto, le convendrían algunos retoques y una puesta al día para acoplarse al ancho de vía europeo». Unos retoques, eso es lo que le van a permitir hacer a Urkullu, Ortuzar y compañía. Aunque visto lo visto, seguro que ellos están tan contentos. El año que viene ración doble de txakoli en Foronda y a otra cosa mariposa.