Iñaki Urdanibia Doctor en Filosofía
Estado español: ¿todo empieza por «C»?
Cercas como Corcuera, como Constitución, como Catalunya, como carajo, como centro...todo parece dar a entender que todo, o mucho, de lo que preocu-pa en el Estado español empieza por «C», como chapuza, con perdón. Vaya por delante que «il faut pas exagérer» que dirían en donde me hallo esta temporada, y no parece lo más probo dar por igual a unos y a otros aunque en definitiva defiendan posturas bastante similares, y a las pruebas me remito.
Entrando en el tema, sin pegar patadas a la puerta como proponía nuestro sindicalista -primer escalón en su ascensión a las cúpulas del orden y el bastón- cuando ejercía de ministro de orden público en el «gobierno de X»; hablo obviamente del señor don José Luis Corcuera, que irrumpió como un toro bravo (cada uno con las formas que domina) en el debate que se celebraba entre sus camaradas de partido, los señores Pere Navarro y don Manuel Chávez, para terciar colérico -y cito sus palabras tomadas de la prensa-: «¿Pero qué es esto del derecho a decidir? ¿Pero qué es eso del Estado Federal?» -para continuar con su indignada perorata- «es necesario que mi partido tenga una noción nítida sobre qué es el Estado español... ¿Pero qué es eso del derecho a decidir? ¿quiere esto decir que cualquier comunidad puede decidir? ¿Vamos a cambiar el artículo de la Constitución que dice que la soberanía está en manos de todos? Porque yo quiero decidir, y tengo tanto derecho como lo pueda tener Pere Navarro. ¿Y qué es esto del Estado federal?...Una palabra inventada para salir del atolladero que nosotros no hemos generado. Cuando se quiere cargar la Constitución desde la derecha, los llamamos fascistas. ¿Y si es desde la izquierda, qué los llamamos? ¿Demócratas? -para concluir diciendo- que «la Constitución la votó en Catalunya bastante más gente» que la que el pasado miércoles abarrotó la Vía Catalana».
Resultaría harto cansino entrar en cada una de las mandangas que el brusco y tosco caballero suelta, mas por de pronto que se arrogue su pertenencia a la izquierda suena como en falsete, que no se haya leído los estatutos o programa de su partido -al que pertenece en los que en su momento constaban el derecho a la autodeterminación y se hablaba de «estado federal»- desde luego no parece de recibo... que use la gansada del número de manifestantes con los votantes de la Constitu- ción es el argumento falaz empleado, a troche y moche, por la vieja y joven guardia del PP; que votasen en su momento no significa que no se pueda volver a votar o a modificar la sacrosanta Constitución que según su visión se asemeja más la santísima Biblia que a un texto jurídico...
Nada que ver con el anterior tienen la sutileza y el buen hacer en el campo de la escritura del señor don Javier Cercas; sin lugar a dudas el autor de «Soldados de Salamina» es más educadito, más fino, más comedido... de ahí que resulta sorprendete a todas luces el «articulín» que ha publicado en «El País».
Me limitaré a señalar algunas afirmaciones que claman al cielo de Catalunya, del centro peninsular y hasta allá por las Azores, por lo del ciclón de. Habla de que en Catalunya se da un «unanimismo» (cual «totalitarismo soft» que «impide mostrar las disidencias»). Curioso que del unanimismo hispano y centralista no diga ni pamplona, cuando todas las cajas bobas peninsulares y toda la canalla (conste que no hago más que referirme a la prensa escrita con un término consagrado por el uso, y sin ningún ánimo peyorativo) han cantado, al unísono, las virtudes de la unidad patria, y las rarezas de los catalanes (que por eso usan barretina y beben en porrón, para ahorrar).
Sigue el caballero afirmando que el temido y denostado, derecho a decidir no consta en «ordenamiento jurídico alguno» (¡Hay que decirlo! ¿Lo permite la estrecha Consitución que fue clavada por los poderes fácticos de aquel tiempo que al y a la postre no son muy distintos que los de ahora... en comandita con «los padres de la patria», constitucionalistas de pro, de los diferentes partidos legalizados en aquellos momentos). Tampoco consta en ordenamiento alguno la celebración de un «referéndum para elegir entre monarquía y república». Posteriormente pone un ejemplito que me hace pensar, cosa que hasta ahora no creía de ninguna de las maneras, que Cercas escribe, al menos este articulín, para tontos o para gente que quiere escuchar lo que él escribe... la idiotez es que no se puede dejar a la decisión del personal todolo que a uno se le ocurra... «pasar un semáforo en rojo». Señor Cercas, un poco de por favor...
Pasa después a realizar una defensa cerrada de la legalidad en vigor que parece puro cachondeo, a no ser que supiéramos de su proverbial seriedad y su bajas ingestas distorsionantes pensaríamos que estaba puesto cuando escribió estas tontunas. En resumido resumen, viene a decir que la legalidad en curso sirve para «que una minoría no se imponga a los débiles»... Osease que, si entiendo bien, pretende este brillante escritor, que ha transitado por los pagos de la historia -que la Constitución hispana (fruto del ruido de sables y de la cobardía de los partidos dichos de oposición que aceptaron en pacto de silencio sobre lo ocurrido y proclamaron una amnistía -que más bien fue una auto-amnistía para quienes dirigían el cotarro-), dicha Constitución, dice, defiende a los débiles frente a la minoría poderosa-...
Concluye anatemizando el derecho a decidir considerándolo como el mayor peligro y el camino ideado por una minoría para acres con el dominio sobre los débiles...
Es triste constatar que coincidan en el mismo terreno gente cultivada como el señor Cercas con chusqueros como Corcuera, o con toda la tropa hispana (prietas las filas) de la derecha extrema ... te hace temblar el corazón, y puntualizando al poeta sevillano, menos mal que solo hay una, que ya es bastante.
No entraré a contar batallitas como los abuelos, es lo que tiene la paso de los años, bastantes, pero en los años del tardofranquismo, antes de que el caudillo se agarrase al brazo incorrupto de la santa de Ávila, todo cristo, en el ámbito de los partidos y grupos de oposición al franquismo -desde la democracia cristiana hasta la extrema izquierda-, agrupados en la Plataforma de Covergencia Democrática y en la Junta Democrática, posteriormente unidos en la conocida como Platajunta, reivindicaban, entre otros, «el derecho a la autodeterminación de las nacionalidades oprimidas» (Catalunya, Euskadi y Galiza)... sabido es cómo se solucionó el problema: «café para todos» de manera que esta reivindicación quedase descafeinada en los lugares en donde realmente se reclamaba. No pasaré repaso al programa, pero también se exigía «un referéndum para elegir la forma de gobierno: monarquía o republica», de eso nada se hizo y el rey nombrado por Franco es que todavía cojea, coronado, por su reino...
De los derechos de las víctimas y desaparecidos de la guerra civil y de la postguerra... qué decir, todavía siguen innúmeros restos en las cunetas sin saber en cuáles, ni dónde... y las víctimas de tales tropelías y sus familiares sin asistencia oficial, buscándose la vida, a sus muertos, como pueden (véase un reciente estudio que pone los puntos sobre las íes de las renuncias y colaboraciones para que las vergüenzas no sean sacadas a la luz tanto por parte del «franquismo sociológico» como por la supuesta izquierda -PSOE-. Rafael Escudero Alday y Carmen Pérez González, «Desapariciones forzadas, represión política y crímenes del franquismo»).
Si en su momento quienes negociaban el futuro de esa cosa llamada «España», se bajaron los pantalones ante las exigencias de los herederos, o protagonistas, de la dictadura nacional-católica, alegando que había que fortalecer la paz, por encima de la verdad y la justicia, a estas alturas de la película seguir manteniendo los pantalones bajados no parece lo probo, y nada digamos el seguir bajándoselos una y otra vez... hasta las mismísimas cloacas; como ya están sentados se les van a ir por el excusado (¡excusas!). Y... mientras el frente «cultural» denuncia el «derecho a decidir», la Fundación Francisco Franco llama al ejército a tomar Barcelona.
Muchas de estas cosas me da la impresión de que las conocemos quienes las vivimos, de más o menos cerca, y con menor o mayor protagonismo... hoy todo esto no se enseña en las escuelas y dependiendo de que profesor de historia toque... pues nada, hará entrar a los jóvenes alumnos en el mejor de los mundos posibles, en el maravilloso mundo de color del ejemplar proceso de la transición, que ha sido ejemplo, y modélico modelo, en todo el mundo mundial... como por ejemplo en Argentina, o...