Mikel INSAUSTI

La adaptación cinematográfica de la novela de Karmele Jaio exigía una protagonista con la que identificarse, a la que comprender en su difícil situación personal. Mireia Gabilondo se la ha jugado con la actriz debutante Ainara Gurrutxaga, todo un hallazgo para la película. Expresa en profundidad un drama íntimo, acertando a transmitir el agobio de una mujer que sufre por el acuciante problema de la difícil conciliación entre la vida familiar y la laboral. Ella se encuentra reafirmada como mujer independiente y profesional del periodismo, hasta que su activo día a día entra en conflicto con los recuerdos sentimentales representados por su madre enferma.

Mireia Gabilondo dirige a Ainara Gurrutxaga con el tacto que se requiere para trabajar sobre un material tan delicado como el de la memoria emocional. A través de la relación maternofilial explora en las claves del conflicto intergeneracional entre dos mujeres de épocas distintas, en las que el rol femenino ha ido cambiando y evolucionando, tanto como para que una hija y una madre pierdan el contacto esencial. Nerea se culpa por no haberse dado cuenta de los primeros síntomas del Alzheimer en Luisa, por haber descuidado las cosas importantes que merecen la pena, las que afectan directamente a los seres queridos.

«Amaren eskuak» es una película que funciona muy bien cuando está narrada en primera persona, pero no tanto al querer abarcar las circunstancias actuales y pretéritas de otros personajes secundarios. La estructura narrativa está construida sobre la pura dialéctica del flash-back, mediante un montaje en paralelo del mundo moderno relativo a las localizaciones urbanas de Gasteiz y el más bucólico que muestran las estampas románticas del Lekeitio de antaño. Ese constante diálogo entre presente y pasado, juega el mismo papel dentro del lenguaje fílmico que el plano-contraplano; así que cuando la atención se desvía hacia ramificaciones melodramáticas varias, las vueltas atrás del relato crean cierta dispersión. Estoy pensando en la subtrama del exnovio, que, aparte de añadir más presión psicológica sobre la protagonista, no incide nada en la historia de amor materna evocada.