El Veszprem-Rhein Neckar fue el partido de la jornada. Una lucha de poder a poder en la pista y una partida de ajedrez en los banquillos entre el malagueño Carlos Ortega y el islandés Gudmunsson. Los gigantes defensivos del equipo húngaro, Nagy y Sulic, acumulaban dos exclusiones cada uno ya en la primera parte, con el serbio Ilic (9 goles) y el sueco Ekdhal du Rietz (4) brillando en la faceta ofensiva, aunque el mejor goleador alemán fuera el extremo izquierdo Uwe Gensheimer (6), que ha sonado estos días como futuro fichaje del THW Kiel (Gensheimer fue máximo goleador de la Champions hace dos temporadas, con 118 tantos).

El partido se decidió por la mínima, e Ilic -que ha llegado esta temporada a Veszprem procedente del Kiel, donde la sombra de Jicha era muy alargada- acertaba a explicar que en la Bundesliga cada semana encuentras partidos así, mientras en la Liga húngara solo se ven un par de veces al año.

El otro encuentro a resaltar fue el que jugó el PSG -al que casi todos sitúan entre los favoritos- ante el Metalurg. En la misma pista -el Boris Trajkovski Arena- que se había llenado a reventar la semana pasada para ver el partido del otro club de la capital macedonia -el Vardar, ante el Barça-, 7.000 aficionados llevaron a la victoria al Metalurg, con el zurdo esloveno Renato Vugrinec como figura principal (9 goles).

Vugrinec, en su tercera o cuarta juventud, sigue siendo decisivo: ha cumplido 38 años y esta es su 15ª participación en Champions. Se hizo grande en Celje -de donde emigró rumbo a Magdeburgo y luego Portland San Antonio- y, cuando parecía que volvía a casa para retirarse en su club de toda la vida, jugó dos años en el Celje, volvió a reengancharse en el Hamburgo, Maribor y ahora Metalurg.

Por último, el Zaporozhye ucraniano lograba su primera victoria en Champions League.