La Guardia Civil se topó con el rechazo popular e institucional
Gasteiz: apoyo permanente a Ane Zelaia en el centro de la ciudad
Ion SALGADO
Ane Zelaia abandonó la sede de Herrira entre aplausos y vítores. La joven, detenida por la Guardia Civil española en la redada de ayer, entró en un vehículo policial a las 20.15, tras pasar diez horas junto a veinte agentes del cuerpo militar en el interior del local, situado en la calle Kutxa de Gasteiz. Un largo registro marcado por la incertidumbre y la tensión.
Pero la detención de Zelaia fue solo el punto final de una jornada que comenzó en Gasteiz a las 10.00 de la mañana, cuando seis vehículos de la Guardia Civil hicieron su aparición en el barrio de Errota. Txerra Bolinaga (Eleak!) presenció de primera mano la llegada de los agentes, ya que se encontraba en la sede de Herrira cuando estos comenzaron el registro. «Estaba yo solo cuando han entrado. De malas maneras me han dicho que me eche al suelo y han empezado a revisar cosas. Luego han traído a Ane, esposada», explicaba al abandonar la sede, a la que también tienen acceso Eleak y Etxerat.
En el exterior, Bolinaga conversaba con cargos públicos de EH Bildu, que secundaron una concentración permanente en la que se dieron cita cientos de personas. Jóvenes y mayores que rodearon un extenso cordón formado por agentes de la Guardia Civil y de la Ertzaintza. Estos últimos dispersaron porra en mano a los congregados en la calle Eulogio Serdán, llegando a agarrar a una mujer del cuello junto a la puerta de un bar.
En torno a las 19.30, una manifestación recorrió el centro de la ciudad para reclamar la puesta en libertad de los 18 detenidos. El final de esta marcha coincidió con el final del registro.