Un Valverde muy molesto reconoce que no se esperaba esta imagen
Ni armario, ni fondo, ni na
Una primera parte igualada, muy física y sin ocasiones, dio paso a unos primeros minutos de la segunda en que un penalti infantil de Herrera y un gol de córner sentenciaron un partido que nunca se pudo remontar.
GRANADA 2
ATHLETIC 0
Joseba VIVANCO
Mucho, largo y tendido se habló estos últimos días del fondo de armario del Athletic, sobre todo tras el enorme partido ante el Betis. Anoche en Granada, como ante el Espanyol, alguien debió de tirar las llaves del armario al fondo del mar. Ni armario, ni fondo, ni nada de nada. Y como en Cornellá-El Prat, echaron por tierra el partido en los primeros minutos de una segunda mitad en la que el Granada hizo dos goles que le dieron la victoria, más por demérito bilbaino que por méritos nazarís. Del subidón, al bajón en apenas cuatro días. Una ruleta rusa a la que Ernesto Valverde tendrá que echar el freno. Al menos, nos queda la ilusión de que los dos próximos partidos son en casa.
Apostó, para variar, Ernesto Valverde por el mismo once que tanto lustre sacó a la pelota ante el Betis y el presidente rojiblanco Josu Urrutia vino a decir minutos antes del choque que «se supone que está satisfecho con él y repite». Pero el efecto no fue el mismo, en un partido que más pareció un Getafe-Mallorca o un Elche-Levante pero en lugar de a la hora del vermout dominical, a la del pincho-pote de un jueves noche.
Quince primeros minutos de fútbol eminentemente físico, unos minutos de fútbol descontrolado con ocasiones sobre todo para los ayer azul Bilbao, y vuelta al fútbol de cemento. Así fue el primer tiempo. Todo ello aderezado de innumerables pérdidas del esférico tantas como 39 por parte de los granadinos y 42 por los bilbainos -más de 80 al final-. Casi nada. Malos controles, balones en exceso largos, melonazos en busca de un Aduriz solo y desafortunado ante los Diakhaté y compañía, un Beñat -quinto león que más pases dio en esta mitad, cuando suele ser el primero- que más parecía el árbitro de un futbolín viendo pasar balones sin rascar bola, Ibai Gómez en las antípodas de hace unos días, Laporte dejando entrever sus carencias pegado a la banda, Herrera más cerca de la medular que de Aduriz... Y aun así, si el marcador se hubiera decantado hubiera sido hacia el Athletic, que malogró un par de ocasiones en pies del de Santutxu y algún disparo con mala uva de Susaeta, y se quedó sin un posible penalti sobre Aduriz, que después de lo de Beñat ante el Betis, a saber si hubiera desequilbrado el partido. El Granada, por contra, apenas un disparo desde cerca de Buonanotte que Iraizoz respondió con un paradón, como el que luego hizo en una jugada ya en fuera de juego.
Intensidad y poco fútbol, con apenas un disparo entre los tres palos por cada equipo, y los porteros los mejores de ambos conjuntos. Sin cambios al descanso, Susaeta tardó 11 segundos en disparar sin chicha sobre Roberto. Un espejismo, porque el fútbol físico recuperó terreno, las imprecisiones cobraron protagonismo y cinco minutos después, Herrera cometía un penalti más infantil que el episodio piloto de los Teletubbies. Rodillado en el estómago a un rival en un balón aéreo que debió defender de cabeza. El Granada, que no marcaba en su estadio, lo hizo de penalti; acertaba El Arabi, casi la paraba Iraizoz.
Valverde reaccionaba, Muniain por Ibai y De Marcos por Beñat. Pólvora... mojada. Ni diez minutos después, córner sobre la meta de Iraizoz, Diakhaté peina en el primer palo y El Arabi remacha sin pedir permiso en las mismas narices de Iraizoz.
Desconcierto azulón de los bilbainos, jolgorio en Los Cármenes. Sopapo en toda la cara, que diría De Marcos como ante el Espanyol, porque los leones quedaron tocados y sin capacidad de reacción. Solo el guardamete navarro, como el yanki que sostenía la bandera en Little Big Horn mientras los suyos caían uno tras otro, sostenía a los suyos, como en el disparo envenado de El Arabi que desvió a córner o el cabezazo fácil de Buonanotte. ¿El antídoto? Hacer debutar esta temporada a un `General Custer' Toquero por un Aduriz que lleva dos goles en los últimos 23 partidos. Pero el armario no funcionó.
Quiso desmelenarse el Athletic, subía Iraola, subía Laporte, jugaba a su bola Toquero, volvía el Muniain más discotequero, a falta de ideas se abusaba de los balones a la olla ¿a falta de delantero centro?, un brindis al sol de los jugadores del Athletic que evidenciaban en sus rostros la impotencia y frustración por dejar escapar por méritos propios un partido que les hubiera acunado en puestos de Champions League.
«Hemos perdido con justicia absoluta» asumió Valverde al final del choque, al que no le gustó la primera mitad y mucho menos la segunda. Confesó no tener palabras para explicar lo ocurrido. «Ha sido un partido flojísimo y debo reflexionar», asintió. «No puede ser», añadió muy contrariado sobre su juego fuera de casa.