Lee Daniels es ante todo un productor independiente y aunque «El mayordomo» parezca la más grande de sus películas, tampoco ha contado con el respaldo de ningún gran estudio. Los 30 millones de dólares de presupuesto han sido reunidos mediante las aportaciones de pequeñas compañías asociadas. Sólo en la taquilla de EEUU ya ha alcanzado los 100 millones de recaudación, con lo que va a dar muchos beneficios de aquí a la entrega de los Óscar.

De cara a la entrega de estatuillas va a ser una de las favoritas del gran público, no tanto de la crítica. Es lo que siempre ha tenido el muy popular género melodramático, y la película de Lee Daniels no duda en acogerse a las lecciones de los maestros John M. Stahl o Douglas Sirk. Para hacerse mejor una idea de por donde van los tiros, nada como quedarse con la escena de la discusión familiar en la que opinan sobre la película «En el calor de la noche». El padre conservador la defiende, mientras que el hijo, militante de los Black Panthers, acusa a Sidney Poitier de ser un negro que hace papeles de actor blanco.

Es el mismo dilema que vive en sus propias carnes el estelar Forest Whitaker, que de niño fue esclavo en los campos de algodón, para después pasar al servicio doméstico, un destino bastante común para los de su raza en los EEUU a lo largo del pasado siglo.

Aunque el guión de Danny Strong se inspira en Eugene Allen, que sirvió durante 34 años en la Casa Blanca, se permite no pocas licencias históricas para abarcar los mandatos de los presidentes Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon y Reagan, hasta llegar finalmente al momento cumbre de la elección del primer presidente negro Barack Obama.

Todo encaja gracias a que la visión de los acontecimientos obedece a la perspectiva de un hombre humilde y sencillo, que se comporta con naturalidad y honradez. Las caracterizaciones de los secundarios resultan muy creíbles, también las presidenciales, destacando Ronald Reagan y Nancy Reagan en las interpretaciones de Alan Rickman y Jane Fonda.