No se crean que es majadería, que nadie se levante aunque no sea mía. Hace rato que vengo lidiando con gente que dice que yo canto cosas indecentes, como le pasaba a Silvio Rodríguez. Si él fuera también columnista diría, quizás, «que yo escribo cosas indecentes». Es mi caso, y entre las dos hacen una mitad.

¿Debo partirme en dos? ¿En dos cerocomaveinticincos? Unos dicen que sí, otros dicen que calla, y yo sólo quiero escribir, sólo quiero cantar, y no importa la suerte que pueda correr una canción, una opinión. Unos dicen que aquí, otros dicen que allá, y yo sólo quiero decir. Y no importa que luego me suspendan la función.

Comprendo a la perfección esta sensación que Silvio plasmó en papel y la hizo canción. Yo también canté en paños menores, yo también padecí de esos dolores. Yo también podría cantar como un santo, y repetir en millones de cantos:

«Te quiero mi amor, no me dejes sólo, no puedo estar sin ti, mira que yo lloro».

¿No ven? Ya soy decente, me fue fácil. Que el público se agrupe y que me aclame, que se acerquen los niños y los amantes del ritmo. Los que crean que la razón y la verdad son dos versiones del mismo timo. Eso sí, que se queden sentados los intelectuales, timos de sí mismo.

Te quiero mi amor, no me dejes solo, no puedo estar sin ti, mira que yo lloro. Ya soy decente. Me fue fácil, demasiado fácil.

Por ello, o no, me fui enredando en más asuntos y aparecieron cosas de este mundo: "Fusil contra fusil", "La canción de la Droga" y "La garai berria" se puso de moda. Ahora, no me queda otra, debo partirme en dos.

Hoy, y mañana, pero más que nunca este domingo, querría cantar encapuchado. Y pase lo que pase, después confundirme a vuestro lado. Aunque así no tuviera amigos ni citas, ni algún que otro favor de una chica bonita. Por que te quiero, mi amor, no me dejes sólo. No puedo estar sin ti, mira que o te canto o lloro. O te vivo o muero.

Pero no volveré a repetir ese estribillo. Aunque algunos ojos miren con mal brillo ¿para que continuar haciendo cuasi imposible lo más sencillo? ¿Li-gres? ¿Greliones?

Todos quieren ser hormigas grillo. Y yo. Pues al clavo ardiendo pez martillo

Ya estoy otra vez temiendo no ser -bien- interpretado. ¿Por qué casi siempre sucede que se piensa algo malo? Llegó la hora, «seinalea jaso duzu, ez dago atzera bueltarik». Debo partirme en dos, debo partirme en dos...

Unos dicen que aquí otros dicen que allá y yo sólo quiero decir sólo quiero cantar y no importa la suerte que pueda correr una canción. Unos dicen que aquí otros dicen que allá y yo sólo quiero decir, sólo quiero cantar y no importa que luego me suspendan la función. Cantar y decir. De ahí en adelante, como si acabo séptimo. Aunque habría rimado mejor campeón.