El presidente azerí sostiene que su victoria es un triunfo de la democracia
El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, fue reelegido con el 84,6 % de los votos en las elecciones presidenciales del miércoles. La oposición denunció un fraude generalizado y aseguró que no reconocerá los resultados, que para Aliyev son un triunfo de la de democracia.
GARA | BAKU
El presidente saliente de Azerbaiyán Ilham Aliyev, que sucedió a su padre en el poder en 2003, fue reelegido el miércoles fácilmente al obtener el 84,6% de los votos. «Estoy agradecido al pueblo azerí por votarme y por volver a confiar en mí y en el futuro desarrollo del país», subrayó en un discurso televisado. Aseguró que su victoria en las elecciones presidenciales es un «triunfo de la democracia». «El hecho de que la votación haya sido libre y transparente es un paso importante hacia la democracia», incidió.
De acuerdo con los resultados oficiales, Aliyev obtuvo el 84,6% de los votos, mientras que su principal rival, el historiador Jamil Hasanly, se quedó en un 4,6%. La Comisión Electoral Central precisó que un 72% de los cinco millones de electores acudió a votar. Nada más conocer estos datos, el gobernante Nuevo Azerbaiyán los dio por buenos. «Confiamos en los resultados», según los cuales «Aliyev es el presidente electo y seguirá gobernando el país en los próximos cinco años», dijo su secretario ejecutivo, Alí Ajdemov.
Hasanly, sin embargo, denunció un «fraude masivo» y anunció que no reconocerá los resultados. «La magnitud del fraude es tal que es imposible establecer la voluntad popular expresada en las urnas», remarcó en una rueda de prensa, en la que acusó a Aliyev de «usurpación del poder». De 51 años, en 2009 modificó el artículo de la Constitución que impedía ejercer más de dos mandatos presidenciales consecutivos para poder postular a un tercer periodo de cinco años.
En caso de completar la legislatura, Aliyev culminará medio siglo de liderazgo de su clan familiar, ya que su padre, Heidar Aliyev, fue el máximo dirigente de Azerbaiyán desde 1969 hasta su muerte, salvo un paréntesis de diez años entre 1982 y 1993.
Aunque acusado de censurar a los medios no oficiales y de prohibir las manifestaciones opositoras, los recursos energéticos que alberga el Caspio son una patente de corso que permite a Aliyev, aliado de la OTAN, hacer oídos sordos a las críticas sobre la falta de libertades. Occidente lo considera una figura clave para garantizar la viabilidad de sus ambiciosos proyectos para suministrar el gas y el crudo de Asia Central y el Caspio eludiendo territorio ruso.
Amnistía Internacional, que cifra en 14 los presos políticos, (acusación refutada por Aliyev), ha pedido a la comunidad internacional que exija a Azerbaiyán que cese de reprimir a los opositores y restituya las libertades.
La Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa denunció que las elecciones estuvieron ensombrecidas por limitaciones de las libertades fundamentales y problemas el día de las votaciones.