Plan republicano a corto plazo entre cálculos electorales en EEUU
A una semana de que EEUU no pueda hacer frente a sus pagos, los republicanos propusieron un plan para aumentar el límite de deuda durante seis semanas, mientras negocian el desbloqueo presupuestario. Los republicanos empiezan a hacer cuentas no solo sobre las costes económicos de la suspensión de pagos sino también de las consecuencias electorales.
GARA | WASHINGTON
Los líderes republicanos de la Cámara de Representantes de EEUU presentaron ayer un plan a corto plazo para elevar el techo de la deuda nacional, siete días antes de que el país entre en riesgo de morosidad y en medio de una tensa disputa por la parálisis de la Administración federal.
El acuerdo establece un aumento en el techo de la deuda de seis semanas «que nos dará tiempo para negociar» la reapertura de la Administración, explicó la congresista republicana Cathy McMorris Rodgers, al anunciar el plan tras una reunión con el grupo parlamentario de su partido.
En una primera reacción, antes del encuentro del presidente, Barack Obama, con una delegación republicana, la Casa Blanca consideró la propuesta «una señal alentadora». El portavoz de Obama, Jay Carney, afirmó que, a pesar de que prefiere una solución a más largo plazo, el presidente «está contento» de que los republicanos estén pensando «con la cabeza fría», y que parece haber «un reconocimiento de que caer en la morosidad no es una opción».
Reunión con los republicanos
Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, espera «que el presidente vea esto como una oportunidad y un esfuerzo de buena fe de nuestra parte para acercarnos a mitad del camino a lo que nos exige para que comiencen estas negociaciones», y volvió a culpar a los demócratas de la crisis fiscal. Obama recibió en la Casa Blanca a una veintena de negociadores republicanos de la Cámara Baja, entre ellos Boehner, y también se reunió por separado con los demócratas del Senado. Hoy también tiene previsto reunirse con la minoría republicana del Senado.
El plan republicano no responde, sin embargo, a la exigencia del presidente de que se restablezca inmediatamente la financiación de la Administración central, que permanece al ralentí desde el 1 de octubre por falta de fondos.
Un funcionario de la Casa Blanca, bajo anonimato, reiteró que Obama ha dejado claro que no pagaría un «rescate» ni aceptaría condiciones a cambio de que el Congreso cumpla su labor y apruebe un aumento del techo de la deuda.
«Aunque estamos dispuestos a evaluar cualquier propuesta que presente el Congreso para poner fin a estas crisis fabricadas, no permitiremos que una facción de los republicanos en la Cámara de Representantes ate la economía a sus exigencias políticas extremas y superfluas», añadió. Por su parte, el secretario de Estado del Tesoro, Jacob Lew, advirtió al Congreso que un aumento en el último minuto del límite de la deuda podría ser «muy peligrosa». «Si Estados Unidos se ve incapaz de pagar sus facturas, las repercusiones serían graves. Si el Congreso no cumple sus responsabilidades podría afectar profundamente a los mercados financieros, la actual reactivación económica, así como a los empleos y ahorros de millones de americanos».
Si el 17 de octubre no se supera el actual límite de 16 billones de dólares, solo quedarán 30.000 millones en la tesorería, con lo que corren riesgo «las pensiones, la sanidad, los pagos a los militares y excombatientes y los contratos con subcontratas privadas, por primera vez en nuestra historia».
El plan republicano parece responder no solo a este cálculo económico sino también a las cuentas electorales, ante las legislativas de 2014, que pueden pasarles factura. Pero a la vez demócratas y republicanos temen un voto-castigo de sus electores y esperan obtener algún beneficio de la actual parálisis. En Estados Unidos nunca hay unas elecciones muy lejanas y la rapidez del ciclo electoral endurece las posiciones de cada campo. A algunos meses de las primarias, un compromiso corre el riesgo de ser interpretado como una rendición.
En principio, los demócratas esperan aprovechar un bloqueo que, en su opinión, está provocado por la intransigencia de los republicanos. «Tienen los días de su mayoría en la Cámara de Representantes contados si continúan así», cree Brad Woodhouse, presidente de Americanos Unidos por el Cambio y exportavoz del partido demócrata.
La imagen del partido republicano está indudablemente afectada por la crisis política pero la creciente polarización geográfica de los electores reduce la amenaza de que pierdan representación. Los republicanos también creen que pueden sacar algún beneficio de esta situación manteniendo su fidelidad a los principios que les llevaron al poder y su posición contra la reforma de la cobertura de enfermedades y por la reducción de los gastos.
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, intentó ayer tranquilizar a sus socios asiáticos en la Cumbre de Brunei, sobre una posible suspensión de pagos. El primer ministro chino, Li Keqiang expresó «la preocupación de Pekín en cuanto al problema del límite de la deuda de Washington», mientras Kerry afirmó que «se trata de un momento aislado en la política en Washington» y subrayó la voluntad de Obama de resolver la crisis.