El Papa Francisco refuerza su posición con la destitución del primer ministro Bertone
Con el nombramiento de Piero Parolin al frente de una Secretaría de Estado más redimensionada, el Papa se desembaraza del controvertido Tarsicio Bertone y refuerza su poder de cara a su prometida reforma.
GARA | CIUDAD DEL VATICANO
Con una ceremonia en la biblioteca de la Secretaria de Estado Vaticana, el nuncio italiano Pietro Parolin (58 años), diplomático de carrera, fue nombrado ayer «primer ministro» del Papa Francisco, reemplazando al cardenal Tarsicio Bertone (78), muy criticado por la Curia.
Muy joven si seguimos la tradición de este tipo de nombramientos, el nuevo secretario de Estado del Vaticano acumula una importante carrera diplomática. Nuncio en Venezuela desde 2009, donde tuvo que gestionar las difíciles relaciones entre la alta jerarquía católica y el Gobierno del difunto presidente Hugo Chávez, se encargó en su día de difíciles dossieres como las relaciones con Vietnam, India y China, además de la espinosa cuestión palestino-israelí. Parolin contribuyó a la carta histórica del Papa Benedicto XVI a los católicos de China, con la que en 2007 intentó desactivar el conflicto con el Gobierno de Pekín.
Empresarios, preocupados
El cardenal salesiano Bertone, cercano a Joseph Ratzinger, ha sido el blanco de muchas críticas. Se le reprocha no tener experiencia diplomática alguna y de haber tomado decisiones desafortunadas, sobre todo en lo que toca a la gestión de los vastos intereses de la Iglesia católica en Italia. Fue asimismo el blanco de las críticas reveladas por la filtración de documentos confidenciales destinados al Papa Benedicto XVI en la prensa italiana, en lo que se bautizó como el affaire Vaticaleaks. Dolido, Bertone denunció en setiembre pasado ser víctima de «cobras y de víboras» en el Vaticano. Lo cierto es que es habitual que los papas comiencen su pontificado con el secretario de Estado de sus predecesores y elijan al nuevo a los pocos meses.
El nombramiento en setiembre de Parolin fue saludado positivamente. «La elección de Parolin es excelente. Es un hombre eficaz, buen negociador y muy equilibrado», se felicitó ayer en Radio Vaticano Jean-Louis Taauran, actual ministro para el diálogo interreligioso y exjefe de la diplomacia de Juan Pablo II.
Menos atribuciones
Con la ayuda de un consejo de ocho cardenales, Parolin deberá asistir de cerca al Papa argentino en su plan de reforma de la Iglesia y de su Gobierno, la Curia, por la que fue elegido sumo pontífice en marzo.
Una idea de este G-8 es reconvertir la Secretaría de Estado -convertida en tiempos de benedicto XVI en un Estado dentro del Estado, acusado de torpedear la relación entre el Papa y el Mundo- en una Secretaría del Papa, al servicio de este último.
La nominación de Parolin evoca más al período de Juan Pablo II y del cardenal Angelo Sodano, cuando la Santa Sede hacía oir su voz con fuerza en la arena internacional.
Además de redimensionar las competencias de su cargo, la coordinación de los distintos servicios de la Curia podría recaer en un «moderador», otro puesto de nueva creación.
«Querido cardenal Bertone: en este momento me gusta pensar que aunque ha habido espinas, la Virgen Auxiliadora no le ha hecho faltar nunca su ayuda y tampoco lo hará en el futuro. Esté seguro ¿eh?»
El pontífice Francisco no es tanto «una revolución sino una continuidad con Benedicto XVI aunque con la diversidad de los acentos y de vida personal».