Noventa minutos -o 120, quién sabe- separan al Alavés del anonimato que envuelve las primeras rondas de Copa a la primera línea de la actualidad futbolística. En la próxima eliminatoria entrarán en el bombo los equipos de Primera y, con ellos, toda la atención de medios y aficionados. Un premio, y no tiene por qué ser el último, que se asegurará la escuadra albiazul si hoy supera al Girona.

Estaría prácticamente hecho si el fútbol fuera una ciencia exacta basada en las trayectorias porque en Montilivi se cruzan dos totalmente divergentes. Negativa la de los catalanes que, tras un buen inicio -en su debut liguero, de hecho, sumaron los tres puntos precisamente ante el Alavés-, han perdido enteros. Encadenan cuatro partidos sin conocer la victoria, en los que solo han marcado un gol, lo que les ha hecho caer hasta la 16ª plaza, apenas tres sobre los puestos de descenso. Lejos de desmoralizarse, Ricardo Rodríguez confía en que el choque de esta noche sirva como punto de inflexión para los suyos. «En la anterior ronda -recordó- veníamos de perder en Jaén, el equipo no había estado bien y ganamos a la Ponferradina, lo que nos permitió clasificarnos y encontrarnos con nosotros mismos. Ahora el equipo está bien en cuanto a juego, modelo e idea, pero las razones «no entrenables» del fútbol no están con nosotros. A pesar de todo, los jugadores están tranquilos y yo soy optimista», aseguró.

En el extremo opuesto, el Alavés afronta la cita en su mejor momento de la temporada. Primer triunfo a domicilio, primera vez que enlaza dos victorias, confianza, buen juego... Aunque no todo es de color rosa. La enfermería rebosa -claro que la del Girona tampoco está mal- y Natxo González se queda prácticamente con los justos para jugar en Girona, a donde también se ha llevado al joven mediocentro del filial Mikel Vesga. Por eso, porque hay pocas cosas más peligrosas que los excesos de confianza y porque en su único enfrentamiento con los catalanes la escuadra albiazul perdió, el técnico gasteiztarra está muy lejos de vender la piel antes de tiempo. Aunque confía en el momento de los suyos, el trabajo e incluso ve el lado positivo a aquella frustrante experiencia inicial en Montilivi. «En aquel partido vimos qué tipo de equipo es el Girona. Es el que nos vamos a encontrar mañana. Es distinta competición pero ya tenemos la experiencia de aquel partido para saber dónde son fuertes y dónde son más débiles», explicó.

Defectos que espera explotar Natxo González, que no oculta su ilusión por repetir la trayectoria copera de la temporada pasada. «Si algo tiene de bonito esto del fútbol es que cada semana tienes un reto. Ahora tenemos el de la Copa y estamos ilusionados en pasar. Sabemos que en la siguiente ronda entran los equipos de Primera y es un aliciente para todos».

La enfermería

Por otro lado, y tras las pruebas realizadas la víspera, ayer se confirmaron las lesiones de Pepe Mora y Ion Vélez. El primero sufre una tendinitis isquiotibial en la pierna derecha que debería permitirle estar de vuelta en una semana. El delantero navarro, por su parte, sufre una microrrotura en el bíceps femoral de la pierna izquierda que le mantendrá de baja por espacio de unas dos semanas.

El que ya está recuperado de los problemas estomacales que le impidieron entrenar el lunes es Jagoba Beobide que, de hecho, entró en la convocatoria para Girona.