Los republicanos se encomiendan a Dios y al diablo en el Congreso
Mientras en el Senado, los republicanos seguían negociando con los demócratas una salida a la crisis presupuestaria, en la Cámara de los Representantes, donde son mayoría, intentaron sin éxito que el Tea Party accediera a elevar el techo de la deuda y a poner en marcha la Administración con la presentación de un plan propio que ni siquiera votaron. Aunque las negociaciones continuaban, la Casa Blanca advirtió que aún queda «lejos» un pacto entre ambos bloques.
GARA | WASHINGTON
Los republicanos de la Cámara de Representantes, donde son mayoría, no lograron ayer ponerse de acuerdo sobre un plan propio para reabrir la Administración y evitar la suspensión de pagos dentro dos días, pero se comprometieron a seguir trabajando para alcanzar una solución. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, informó a los periodistas tras una larga reunión con miembros de su grupo parlamentario que no habían llegado a un acuerdo para impulsar un plan cuyos detalles trascendieron poco antes y que de inmediato fue rechazado por la Casa Blanca.
«No hemos tomado ninguna decisión sobre qué haremos exactamente», reconoció Boehner, que se comprometió a «trabajar» con los representantes de ambos partidos políticos, el republicano y el demócrata.
Según fuentes del partido citadas por la cadena CNN, Boehner no consiguió reunir los votos suficientes para votar ayer el plan, como tenía previsto.
El plan que debatieron los republicanos en la Cámara autorizaría la financiación temporal del Gobierno hasta el 15 de enero y elevaría el techo de la deuda federal hasta el 7 de febrero, a cambio de concesiones relacionadas con la reforma sanitaria, incluido el retraso durante dos años del impuesto sobre los instrumentos médicos usado para pagar por los subsidios de salud vigentes en la ley y los legisladores serían privados de subvenciones federales que actualmente les permiten reducir el costo de sus seguros de salud.
La Casa Blanca lo rechazó de inmediato y acusó a la oposición de pedir un «rescate» a cambio de una ley.
«El presidente dijo y reiteró que los miembros del Congreso no deben pedir rescate para asumir sus responsabilidades fundamentales de aprobar un presupuesto y pagar las deudas del país»,remarcó la portavoz adjunta de la Casa Blanca, Amy Brundage, después de que trascendieran las condiciones exigidas por la oposición. Acusó a los dirigentes republicanos que controlan la Cámara de elaborar esta propuesta «para complacer a un pequeño número de republicanos del (ultraconservador) Tea Party, los mismos que determinaron la parálisis del Estado» con cierre de servicios públicos desde el 1 de octubre. «Los demócratas y los republicanos del Senado trabajan para poner fin, de buena fe (...) a las crisis artificiales que ya perjudicaron a los estadounidenses», señaló.
Vientos de optimismo habían soplado antes sobre Washington después de que los republicanos de la Cámara de Representantes dieran a conocer que querían organizar la votación de un texto que aumentaba el límite del endeudamiento hasta el 7 de febrero próximo y permitía la reapertura de servicios hasta el 15 de enero. La medida elaborada por la Cámara modificaba el texto que actualmente se negocia en el Senado añadiendo cambios más importantes a la ley sobre la salud que impulsó Obama. Los gastos asociados a esa ley de salud son el origen del bloqueo presupuestario en el Congreso. La Casa Blanca ha dejado claro que no negociará sobre la aplicación de esa reforma de la salud, la más importante de la gestión de Obama.
El lunes, el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, y el de la minoría republicana, Mitch McConnell, evocaron la posibilidad de una rápida solución al enfrentamiento. «Hicimos avances fenomenales, todavía no llegamos a un acuerdo pero los avances son fenomenales», dijo Reid al concluir el lunes una nueva jornada de negociaciones. McConnell también se mostró confiado en que ambas partes obtendrían «un resultado aceptable». Pero los hechos de ayer parecían haber dejado por el camino esas expectativas. EEUU superó en mayo su límite legal de endeudamiento, de 16.700 millones de dólares y el Estado federal funciona en base a «medidas extraordinarias» del Tesoro. Si no hay acuerdo para la medianoche de hoy, el Tesoro no podrá emitir más deuda y el país, dependiente de la financiación en los mercados para afrontar su funcionamiento, podría comenzar a declarar el cese de pagos sobre sus deudores.
Algunos países como China y Japón, entre los principales propietarios de deuda estadounidense, manifestaron su preocupación por esta situación, toda vez que los bonos del Tesoro eran considerados la inversión más segura en el mundo.
Christine Lagarde, directora general del FMI, dijo el domingo en una entrevista con la cadena NBC que las repercusiones superarían las de la crisis de 2008. La OCDE, en tanto, prevé que los países desarrollados recaerán en recesión en 2014 si no se alcanza un acuerdo.
La Casa Blanca rechazó el plan que los republicanos presentaron en la Cámara baja por considerar que incluye las condiciones del ultraconservador Tea Party y que exige un «rescate» para elevar el techo de deuda que evite una suspensión de pagos. Por contra, aplaudió las negociaciones de demócratas y republicanos en el Senado para lograr una propuesta bipartidista «de buena fe» que ponga fin a la parálisis.