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Internacional

Se viene el clásico rosarino

El derbi entre Central y Newell´s es una buena oportunidad para releer el cuento del «Viejo Casale».

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Joseba VIVANCO

«...Yo no sé si vos te acordás lo que era Rosario en esos días anteriores al partido. ¡Y qué te digo `esos días'! ¡Desde semanas antes ya se venía hablando, del partido y la ciudad era una caldera, porque eso era lo que era la ciudad! (...) Pero si vos vieras lo que era la ciudad en esos días, hermano, prendías un fósforo y volaba todo a la mierda. No se hablaba de otra cosa en los boliches, en la calle, en cualquier parte. Saltaban chispas, te aseguro». Si alguno de ustedes no ha paladeado uno de los mejores cuentos sobre fútbol, si no el mejor, ideado por la pluma de Roberto El Negro Fontanarrosa, hincha acérrimo, fánatico de Rosario Central, ahora tiene una buena oportunidad.

``19 de diciembre de 1971'' fecha y título a la vez de esta épica narración en que el también dibujante rosarino inmortalizó la eterna palomita de Poy y al `Viejo Casale', en aquella inolvidable semifinal por 1-0 de Central a Newell´s a partido único en el Monumental de River.

El derby entre auriazules y rojinegros, entre Canallas y Leprosos, se reeditará este próximo domingo, en una ciudad que ya palpita. El clásico más antiguo de Argentina, cuya rivalidad llevada al extremo de la violencia por muchos de sus hinchas se remonta a primeros del siglo pasado. Como el particular origen de sus apodos, nacidos en aquella década de los años veinte cuando, se dice, tanto Newell's como Central recibieron una invitación para jugar un encuentro amistoso a beneficio de los enfermos de lepra de un hospital de la zona. Si bien `Ñuls' aceptó el convite, Central se negó y, desde ese momento, Rosario, capital de la provincia de Santa Fe, quedó dividida entre leprosos y canallas.

Central viene de empatar en la Bombonera de Boca; el Newell´s de Maxi Rodríguez y Gabi Heinze de ganarle por un gol a River y estrenar la camiseta que lucirá cara a su 110 aniversario el próximo 3 de noviembre. Rosario es décimoquinto tras once jornadas y Newell´s es líder sólido. Pero en el clásico de Rosario no hay favorito. Y si no, acuérdense de aquel 19 de diciembre de 1971. «¡Se murió saltando, feliz, abrazado a los muchachos, al aire libre, con la alegría de haberle roto el orto a la lepra por el resto de los siglos! ¡Así se tenía que morir, que hasta lo envidio, hermano, te juro, lo envidio! ¡Porque si uno pudiera elegir la manera de morir, yo elijo esa, hermano! Yo elijo esa», concluye el cuento de El Negro Fontanarrosa.

No hay favorito pues, pero nadie quiere perder. Como escribiera Rafael Bielsa, poeta, abogado y escritor, hermano del extécnico del Athletic Marcelo, «en Buenos Aires una derrota en un Clásico puede amortiguarse por los enormes edificios, la extensión urbana, los arrabales: hay lugares donde esconderse. En Rosario, el derrotado no tiene paz: son capaces de irte a buscar debajo de la cama para gastarte (burlarse)».

Rosario es la cuna del fútbol argentino. Del legendario Trinche Carlovich... De Menotti. De ella salieron Kempes, Valdano, salió Batistuta... Salió Bielsa. ¡Salió Messi! Hasta Ernesto Ché Guevara vino al mundo allí, seguidor de Central. Igual que Roberto Fontanarrosa, que no se acercará al estadio a seguir el clásico siguiendo su costumbre, sino que deambulará por las calles rosarinas, fijándose en los balcones de la gente para conocer el devenir del partido. Desde el cielo, a donde se lo llevó en 2007 una enfermedad neurodegenarativa, se moverá con libertad, quién sabe si acompañado de su creación literaria el `Viejo Casale'. «El mundo vivirá equivocado mientras no se asuma que el partido perfecto sea aquel en el que se gane al rival eterno, en la magia de un potrero, en el último día de nuestras vidas, justo antes de extinguirse la especie». Escrito está.

Cantona, en una peli porno

El mejor fútbol y la mejor literatura unidas de la mano. Lástima que no podamos decir lo mismo del fútbol y el cine. Al menos, no siempre. Sabíamos que Paul Breitner, campeón del mundo con Alemania en 1974, participó en varias películas como el spaghetti western ``Potato Fritz'', o que Alfredo Di Stefano protagonizó ``Once pares de botas'' (1954), ``La saeta rubia'' (1956) o ``La batalla del domingo'' (1963), incluso que el duro Vinnie Jones nos ha dejado papeles recordados en ``Snatch'' o ``Swordfish''. Lo que no nos esperábamos es que el singular Eric Cantona, que ya hizo algún pinito en el celuloide, se destapara ahora con su presencia en una peli porno que lleva por título ``Encuentros después de la medianoche», aunque sea como un personaje secundario.

En cualquier caso, y puestos a elegir, uno no sabe si decantarse por sacar entrada para ver al que fuera astro francés o pasar por taquilla para ver este noviembre ``Por un puñado de cabellos'', título seguramente olvidable que acaba de protagonizar... sí, el mismo, el colombiano Carlos Pibe Valderrama, donde interpreta a un alcalde de un pueblo que tiene aguas con poderes milagrosos para hacer crecer... sí, el pelo.

Un indonesio, dueño del Inter

Precisamente una vieja película, ``The Damned United'', nos recuerda no solo la gran temporada 1973-74 del histórico Leeds United y el relevo en el banquillo del irrepetible Brian Clough por Don Revie, sino también que ese año los Whites se convirtieron en el club que por primera vez en la historia mostrara la marca deportiva que lo vestía. ¿Adidas, Puma? No, Admiral Sportswear, que había patrocinado a Inglaterra en su Copa del Mundo de 1966. Fue hace ahora 40 años, pero también hace menos, como 20 años, en la 1993-94, la Premier League se convertía en la primera Liga doméstica en la que junto al número del jugador se incluyó su nombre, algo que en la española no llegaría hasta la 1995-96.

Mucho ha cambiado el fútbol desde entonces, incluso en lo relativo a los nombres de esas camisetas. En la Premier, según la BBC, en 2007-08 los nombres de jugadores foráneos eran el 56,92%; en la actual 2013-14 ya son el 60,93%. Otro dato preocupante: los jugadores escoceses (3,22%), galeses (3,12%) y de Irlanda del Norte (0,93%) tienen menos minutos en la Premier que franceses (7,98%), holandeses (3,94%) y españoles (6,18%) en lo que va de temporada.

Lejos queda aquella estrategia favorita utilizada por dos históricos entrenadores como Brian Clough y Peter Taylor, la de fichar jugadores conflictivos -que arrastraban problemas con el alcohol o con el juego- a precio de saldo y ayudarles a que se rehabilitaran. Y es que ya lo aseguraba el bueno de Harry Rednapp, «con los jugadores extranjeros siempre es más difícil. La mayoría no juega al golf, no van a las carreras de caballos. Ni siquiera se emborrachan».

En la Seria A italiana también abundan cada vez más los futbolistas foráneos y esta semana hasta extranjeros dueños de clubes. El último en pasar a manos inversoras ha sido el gran Internazionale de Milan, que ha dejado de ser propiedad de la familia Moratti para pasar a manos del magnate indonesio Erick Thohir, quien también posee parte de las acciones de los Sixers de la NBA y del DC United en la MLS. Comprará el 70% de las acciones del club interista, por un valor aproximado de 250 millones de euros, mientras Moratti se queda con un 23% y una presidencia a la sombra del nuevo dueño. «Disgusta el cambio, ya que por una parte está el amor, mío y de mi familia, al Inter. Pero por otro lado está el alivio de dejar al club en buenas manos», se despedía tras 18 años el italiano, que sucedió a su padre Angelo Moratti.

El indonesio Thohir es el segundo propietario extranjero en el fútbol italiano, después de la compra de un 60% de la Roma por parte de un holding estadounidense encabezado por el italoamericano Thomas Di Benedetto, con acciones también en el Liverpool; el otro 40% pertenece al banco Unicredit. A salvo se mantienen los otros grandes, como Juve y Milan, reflejos de la trayectoria de sus respectivos propietarios, la familia Agnelli, dueños de la Fiat, el diario ``La Stampa'' y la entidad financiera Banco Leonardo, y el todopoderoso Berlusconi.

Y de uno, el Inter, que se sostiene a base de inyección de dinero fresco, a otro que dice adiós. El Le Mans, hace dos campañas en la Ligue 1 y ahora en la cuarta división, equipo por el que pasaron grandes talentos africanos como Drogba, Sessègnon, Gervinho, Cousin, Bangoura, Romaric... ha anunciado su liquidación judicial y desaparece un siglo después de su nacimiento. Ahora se reencarnará en la sexta categoría francesa.

Quién sabe si un futuro parecido le aguarda a un no menos histórico AEK Atenas, con 10 ligas y 11 copas en sus vitrinas. El tercer grande griego ha debutado esta temporada en la tercera división de su país tras haber descendido a Segunda -por primera vez desde 1924, cuando fue fundado por griegos de Estambul que llegaron a Atenas como refugiados- y renunciar a la plaza para empezar de nuevo en la primera categoría amateur, junto a 14 equipos de barrios atenienses y de la periferia de la capital. Lo quiere reflotar un antiguo presidente del club y empresario griego, Dimitris Melissanidis, recordado por organizar un amistoso del AEK en Belgrado contra el Partizan en plenos bombardeos de la OTAN.

Y, a pesar de los pesares, vuelve el fútbol doméstico este fin de semana. Siempre el fútbol. Bendito fútbol. Como diría el capitán red Steven Gerrard, «cuando esté moribundo, no me lleven al hospital; llévenme a Anfield. Allí nací, y allí moriré». Como el `Viejo Casale'.

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