La sociedad vasca se ha empobrecido, y se sigue empobreciendo. El estudio presentado ayer por LAB, «Políticas de empobrecimiento en Euskal Herria» ofrece datos demoledores de una situación que presenta como un problema estructural. Un problema de enormes dimensiones, consistente en la brutal e imparable destrucción de empleo y la cronificación del desempleo, con casi la mitad de parados sin prestaciones; cuando más necesaria es la renta de garantía de ingresos, se limita el acceso a ella; los salarios caen, sobre todo los más bajos. La consecuencia de todo ello se resume en una palabra: pobreza. Cuatro de cada 10 trabajadores vascos, ocupados o en paro, son pobres. Esa es la situación de Hego Euskal Herria mientras en el Estado español aumenta el número de millonarios. Una situación fruto de las políticas sociales y económicas de los gobiernos de Madrid secundadas por los autonómicos, y el hecho de que la pobreza se extienda más allá de determinados colectivos que cuentan con menos medios y protección es un claro ejemplo de las consecuencias de las cada vez más penosas condiciones laborales a las que se somete a los trabajadores gracias a la servidumbre de esos gobiernos.