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Martxelo Díaz Periodista

La mayor afrenta desde 1512

Los bienpensantes de la vieja Iruñea han tirado la casa por la ventana para castigar lo que consideran una de las mayores afrentas que se han cometido en esta ciudad desde 1512: desplegar una ikurriña gigante en pleno txupinazo.

No perdonan que en el momento en el que medio mundo estaba viendo cómo Eduardo Vall, desde el respeto institucional, intentaba encender el cohete, se notara que una parte de la ciudadanía defiende la identidad vasca de Iruñea y no comulga con la rueda de molino de la Navarra foral y española.

No cabe mayor ofensa y si para castigarla hay que recurrir a utilizar todos los medios necesarios, se utilizan. Pinchazos telefónicos, control del posicionamiento, huellas dactilares, pruebas de ADN... Todo es poco para restaurar el honor mancillado de la Navarra eterna.

Si todo esto es poco, más madera. Todos los imputados hacen una vida normal, son conocidos en Iruñea por su compromiso y de ninguna manera viven en la clandestinidad. Pero en vez de citarles a declarar, se les detiene con gran despliegue de efectivos, eco mediático y declaraciones grandilocuentes del alcalde, Enrique Maya, que proclamó que las detenciones eran «una disculpa a todos los ciudadanos que se sintieron ofendidos, que deben ser prácticamente todos». Yo debo ser de los otros y, del mismo modo que no me sentí ofendido por el despliegue de la ikurriña -es más, me parece bien que se intente pasar por encima de una prohibición-, pienso que el Ayuntamiento se ha pasado de frenada.

Y si todo esto es poco, más madera todavía. Vamos a criminalizar a la concejal que ha declarado como imputada. Primero usamos los medios afines para presentar a Patricia Perales como colaboradora directa de la acción y culpable de todo lo malo que ha sucedido en Iruñea desde el Pleistoceno, aunque ni se hayan tomado medidas cautelares contra ella. Tengo mala memoria, pero me parece escuchar como un eco eso de que los imputados no son culpables hasta que lo diga un juez. Será que los electos de UPN solo están de acuerdo con esa máxima cuando afecta a Enrique Maya o a Miguel Sanz.

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