El entierro del criminal nazi Priebke se convierte en un quebradero de cabeza
GARA | ROMA
El funeral del nazi Erich Priebke, anulado después de que se produjeran incidentes se ha convertido, en un rompecabezas para Italia, que mientras vive esta polémica, ayer conmemoró el 70 aniversario del comienzo de la deportación de los judíos de Roma. Los restos del ex-SS, muerto el viernes a los 100 años, todavía se encontraban al final del día de ayer en el aeropuerto militar de la capital, en Pratica di Mare.
La presencia de neonazis en los funerales religiosos que se iban a celebrar el pasado martes por integristas católicos motivó su anulación. Al menos dos neonazis, armados con cadenas y botellas fueron detenidos y la multitud recibió el féretro al grito de «asesino».
El prefecto de Roma, Giuseppe Pecoraro, justificó la suspensión por el temor a que el funeral se convirtiera en un mitin neonazi. «No me corresponde decidir ni la incineración ni el lugar del entierro, pero trabajamos para resolver la situación de la manera más oportuna», añadió el prefecto, que informó de contactos en las últimas horas con Alemania. Pero en Berlín el ministro de Asuntos Exteriores aseguró «no haber recibido hasta ahora la petición de las autoridades italianas». En cuanto al Ministerio italiano, afirmó que corresponde a la familia presentar al solicitud.
Priebke es uno de los responsables de la masacre de las Fosas Adreatinas, en Roma, en la que murieron 335 civiles, de ellos 75 judíos, en 1944, en represalia por un ataque en el que murieron 33 soldados alemanes. Vivía desde hace unos 15 años en la capital italiana, en arresto domiciliario en la casa de uno de sus abogados, tras ser condenado a cadena perpetua. En una decisión inédita, el Vaticano prohibió funerales religiosos en una iglesia de Roma
Ni su país natal, Alemania, ni Argentina, donde vivió oculto durante más de 40 años, ni Roma quieren acoger los restos del excapitán de las SS. «Rechazaríamos el entierro de Priebke», afirmó un portavoz del alcalde de Hennigsdorf, un pequeño pueblo en las afueras de Berlín, donde nació Priebke.
El alcalde de Roma, Ignazio Marino, dijo que no habría podido soportar que el funeral «se convirtiera en un desfile revisionista», y señaló que Priebke fue «uno de los más atroces nazis y negacionistas».
«Italia lo reclamó, lo hizo extraditar, lo condenó y lo arrestó durante años. Ahora que se quede con la patata caliente», declaró el abogado del nazi, Paolo Giachini, a AFP.