La delegación del Gobierno de Lakua pretendía que lo que había ocurrido en Nueva York quedara en Nueva York. No pudo ser y a estas alturas es de sobra conocido qué es lo que sucedió entre las bambalinas de la fiesta que se celebró en un ático de la Quinta Avenida para conmemorar el centenario de la Euzko Etxea neoyorquina.

En el centro de la polémica está el veto por parte del lehendakari, Iñigo Urkullu, al vídeo que desde Donostia envió el alcalde, Juan Karlos Izagirre, al no poder acudir personalmente a la cita. Un saludo y el agradecimiento a los miembros del centro por su dedicación -el vídeo apenas tiene un minuto de duración- .

Tras recibir las informaciones que se han publicado al respecto, la junta directiva de la Euzko Etxea de Nueva York ha decidido aportar su versión sobre los hechos, a fin de esclarecer lo sucedido y poner punto y final a un desencuentro que aseguran les ha «entristecido enormemente».

Al hecho de que Lehendakaritza haya argumentado que la difusión «de un único vídeo, de un solo representante institucional de Euskadi, no preserva la necesaria pluralidad institucional que debe tener un acto de esas características», en la nota que la junta directiva ha enviado a los socios y que ha hecho llegar a los medios recuerda que fueron invitadas «diversas autoridades y personalidades relevantes», como los antecesores de Urkullu, Juan José Ibarretxe y Patxi López, y la presidenta del Gobierno de Nafarroa, Yolanda Barcina.

En el comunicado explican que recibieron una memoria USB con el citado vídeo el mismo día de la celebración, informando acto seguido a los representantes del Gobierno de Lakua de su intención de mostrarlo durante el acto.

«Fue el mismo Gobierno Vasco quien, tras expresar su rechazo a la difusión del vídeo y tras nuestra reiterada insistencia a difundirlo, decide esperar en el hotel en el que se alojan y no asistir a la gala mientras no desistamos de nuestra intención. Ante nuestra negativa de retirar el vídeo y la postura firme de los representantes del Gobierno Vasco, comienza la gala a la hora programada, con casi 300 invitados y sin la presencia del lehendakari del Gobierno Vasco, Iñigo Urkullu», aclaran.

Las conversaciones para llegar a un acuerdo provocaron «un retraso considerable» en el programa. Finalmente, transcurrida más de una hora desde el inicio de la fiesta, la junta directiva explica que decidió «dar marcha atrás y plegarse a las exigencias, dadas las expectativas creadas por la presencia prevista del lehendakari».

El motivo de que el mensaje de bienvenida y el aurresku tuvieran lugar sin la presencia de Urkullu reside en que a los organizadores les resultó «imposible» alargar más el programa. Por un lado, la gente estaba «impaciente» y, por otro, no sabían a ciencia cierta cuándo llegaría el lehendakari, si es que finalmente decidía asistir. No obstante, «instantes después, y sin previo aviso», la delegación del Ejecutivo de Lakua, con Urkullu a la cabeza, entraron en la sala, pero la junta directiva no se percató porque desde el lugar en el que estaban no podían verlo. «Esto dio lugar a que no pudiéramos recibirle como demanda el protocolo», puntualizan.

Desde el centro concluyen expresando el respeto que sienten por la instituciones vascas, al Ejecutivo de Lakua y a la figura del lehendakari, pero en la nota resaltan también la importancia de «salvaguardar la independencia» de la Euzko Etxea que gestionan y agregan que ese fue su «principal objetivo».