El ritmo que Paul Greengrass se había impuesto a sí mismo era muy exigente, así que parece haberse tomado un respiro. En el cine actual, como en cualquier otra actividad mediática, si no estás constantemente produciendo y generando noticias es como si te hubieras retirado. Bastó con que la acogida del público y las críticas a su última película «Green Zone» no fueran tan unánimemente buenas como con el resto de su filmografía, para que ya perdiera su reinado dentro del género de acción.

Tres años después retoma el trono que le corresponde por derecho con «Capitán Phillips», demostrando que sigue en plena forma.

Piratas del hambre

El guión del cotizado Billy Ray, que prepara para Martin Scorsese la biografía de Frank Sinatra, se basa en el libro autobiográfico que el capitán de la marina mercante Richard Phillips escribió con ayuda de Stephan Talty. Esto significa que el protagonismo teórico corresponde al personaje encarnado en la pantalla por Tom Hanks, presentado como un hombre corriente que ante una situación extrema revela su condición heroica. Eso es así, pero está convenientemente matizado, porque a Hanks le da una sorprendente réplica, de igual a igual, el actor africano Barkhad Abdi, todo un gran descubrimiento.

Al margen de lo anecdótico que pueda resultar que finalmente este desconocido sea nominado al Óscar, hay que valorar la relevancia de su desempeño dramático.

Representa a los piratas somalíes en un contexto de confrontación entre alguien que viene del primer mundo y quien ha de sobrevivir al hambre en el Cuerno de África.

Es un duelo desesperado, angustioso, narrado con la máxima tensión, transmitida al espectador durante más de dos horas. Ni siquiera la introducción en los Estados Unidos da un respiro, porque el protagonista habla con su mujer de la crisis.