Salgo para Txindoki en un día que se promete espléndido. Para saber lo que puedo encontrar `en altura' veo la previsión del Pirineo Navarro. Los cero grados (isocero) van a quedar lejos (a 3.100 m) y a la altura aproximada a la que voy (1.500 m) se esperan vientos de tan sólo 20 Km/h. En Larraitz los datos también son muy buenos. Se preve una temperatura mínima de 6º C, una máxima de 18º C, un viento del sur de 7 Km/h y un cielo con nubes y claros.

Tras la composición previa, llega la realidad. Empiezo a andar con el aire en calma, pequeños mares de nubes que cubren el fondo de algunos valles y nubes altas que no llegan a tapar todo el cielo. Subo hasta Oria iturri, giro a la derecha y al llegar al alto de Zirigarate aparece un viento no muy fuerte, a veces algo molesto. Un viento que no desaparecerá hasta las proximidades de la cima y que me volverá a acompañar en el mismo trayecto durante el descenso.

¿A qué obedece este caprichoso movimiento de aire solo en parte del recorrido? Se trata de un flujo desordenado que suele producirse en los primeros 1.500-2.000 m debido a la rugosidad del suelo. Son turbulencias que pueden ser más o menos intensas en función de la velocidad del viento, de la naturaleza del suelo y de la forma que tenga el relieve.

Cuando el aire tiene que atravesar una montaña, la parte inferior del flujo choca con las rugosidades del suelo. En las zonas de contacto se generan remolinos, tratando de anular los efectos de la rugosidad. De este modo el aire `allana' su camino. Sobre la zona turbulenta, en atmósfera libre, el aire puede circular de forma más ordenada (laminar) y atravesar la montaña con más tranquilidad (de ahí el menor viento en la cima).

En pendientes superiores a 40º, si el viento sopla a menos de 40 Km/h los remolinos son lentos y estacionarios. Si sopla a más de 40 Km/h los remolinos se deforman, se desplazan y generan una turbulencia generalizada (peligrosa para el vuelo libre). Con aire caliente la situación se inestabiliza aún más y la inestabilidad contribuye también a que las turbulencias puedan generalizarse.