El juez encargó 22 pruebas de ADN para identificar a los «arrantzales»
Las investigaciones ordenadas por el Juzgado número 2 para hallar a quienes colgaron la ikurriña durante el chupinazo de San Fermín son innumerables. Mandó analizar todo cuanto se encontró en los tejados, enviando hasta 22 evidencias a Barcelona en busca de ADN. Los seguimientos a los detenidos se mantuvieron hasta octubre solo para corroborar su pericia como escaladores y se les han registrado las cuentas y teléfonos móviles, entre otras diligencias.
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
No se ha escatimado en gastos en la búsqueda de los «arrantzales» y pocos delitos se persiguen con semejante ahínco. El juez que instruye la colocación de una ikurriña el pasado chupinazo encargó a un laboratorio de Barcelona la realización de 22 pruebas de ADN con efectos encontrados en los tejados. Además de ello, efectivos de la Unidad de Información de la Policía española han tenido bajo seguimiento a varios encausados, al menos, hasta el 9 de octubre. También se realizaron numerosas pruebas lofoscópicas y se solicitó a los expertos en explosivos del TEDAX que valorasen el impacto del cohete en la tela.
La mayoría de estas pruebas no han servido para gran cosa, puesto que el juez hacía tiempo que contaba ya con la pista de la que se valió para las detenciones: un intercambio de llamadas entre estas seis personas en los instantes previos al lanzamiento del cohete.
El laboratorio de Barcelona ha tenido que efectuar pruebas genéticas a prácticamente todo lo que se encontró en los tejados: una barba, dos gorros de paja, una peluca, tres latas de cerveza, dos polos, una sudadera, tres pajitas, varias colillas y hasta una botella de agua con un líquido amarillento (se intuye que orina). Incluso, frotaron con un bastoncillo el mango de una de las cañas de pescar. Después de todo este trabajo, solo han conseguido hallar dos perfiles genéticos de varón que ahora intentan contrastar con los de los detenidos, pero los arrestados se han negado a realizarse esas pruebas, atendiendo a que los hechos que se les imputan no tienen gravedad suficiente como para someterse a ellas.
Huellas y seguimientos
Las pruebas lofoscópicas en busca de huellas, practicadas a elementos similares tampoco han servido de gran cosa. Solo se ha localizado una huella válida, que parece encajar con la de uno de los detenidos, ya registrada previamente.
Existe otro sinfín de pruebas que ataca la privacidad de los detenidos. Se ha registrado el empleo de sus tarjetas de crédito (con la intención de acceder a los tickets de compra de las cañas y los postizos) pero también a otros datos de carácter estrictamente personal e incluso hasta las cuentas de Gora Iruñea que llevaba uno de los encausados. Cuando declararon ante el juez, además de sus muestras de ADN, el instructor les solicitó la entrega de los teléfonos móviles, a lo que volvieron a negarse.
En las actuaciones practicadas por la Policía constan también dos seguimientos, al parecer, con el único objeto de contrastar su habilidad para moverse sobre un tejado. Se desconoce si ha habido más donde la Policía no encontró nada vinculable con las acciones. Uno de los seguimientos fue a Josué Gracia y comenzó a las 7.45 horas. La Policía le siguió con su vehículo durante media jornada laboral, haciendo constar que almorzó en el Bar Juanito de Burlata. El fin era comprobar que Gracia trabaja en los tejados con arneses y tiene pericia en esos menesteres. Algo parecido le ocurrió a Nacho Barriuso, seguido por policías para comprobar que se subió en ropa de faena a otro tejado a revisar «canalones de desagüe» en otro inmueble.
La investigación clave
Todas estas pruebas se realizaron sobre la base del intercambio de llamadas. La tesis policial es que, para acceder a uno de los inmuebles, los detenidos tuvieron que hacer una llamada y que emplearon para ello un número personal. Tirando de ese hilo, el juez investigó las comunicaciones cruzadas que consideró sospechosas. Y después envió a la Policía indagar en las tiendas cercanas compradores de cañas de la marca y el modelo que se encontró en el tejado y otros enseres, accediendo también a cámaras de vigilancia.
Es en este registro de llamadas donde apareció el nombre de Patricia Perales, quien se cruzó nueve llamadas con Mikel Valdivielso en doce días. En esos momentos, Valdivielso estaba impulsando una moción relativa a las inundaciones de Errotxapea (en las que él también fue afectado) que Bildu presentó en el pleno previo a los sanfermines, celebrado el día 4.
El estudio de los TEDAX
No solo se han practicado pruebas de cara a descubrir a los autores. El juez se vio en la obligación de justificar que colgar la ikurriña fue un delito, para que esta instrucción tan costosa tanto desde el punto de vista económico (los 22 estudios genéticos así como los otros seis que se pretenden hacer a los detenidos) como en los medios humanos y materiales (seguimientos, análisis de datos y redada) no se considere todo un disparate.
Por este motivo, el instructor ha extendido las diligencias solicitando un análisis de los expertos en explosivos para corroborar qué hubiera ocurrido si el cohete llega a impactar contra la tela. Los TEDAX elaboraron una pericial un tanto alarmista. Valoran dos tesis: la primera es que el cohete (técnicamente un «artificio volador trueno») golpeara la tela y saliese rebotado. En un principio, reconocen que el único daño severo que podría haber provocado a alguien es si le da en el ojo. La segunda versión es que la ikurriña hubiera ardido. Los TEDAX reconocen que no la pueden valorar del todo, porque desconocen el material de la bandera. Aun así, especulan con que pudiera haberse trasladado el fuego a las enseñas del Ayuntamiento.
En ambas opciones, los TEDAX consideran que pudiera haberse desatado «el pánico» provocando movimientos de masas aplastamientos y asfixias. En realidad, uno de los cohetes lanzados con posterioridad, salió desviado y le dio a un asistente. Y no ocurrió nada de esto.
Los concejales de Iruñea de EH Bildu (divididos en los grupos de Aralar y Bildu) salieron ayer a denunciar la operación policial contra los seis detenidos y la citación a declarar de la concejal Patricia Perales por haber mantenido varias llamadas con uno de los detenidos en los días previos a la acción. EH Bildu considera que la acción fue «un acto desobediente y pacífico» y aprovechó para criticar la Ley de Símbolos, que tachó de fascista y definió como «una imposición ideológica a esta sociedad que quiere y desea convivir desde el respeto y desde la aceptación de las diferentes realidades e identidades en Nafarroa e Iruñea».
La propia Perales estuvo presente en el acto y denunció el tratamiento que han hecho de su citación en distintos medios. Para ello, recordó que el juez no le imputa la comisión de ningún delito y calificó de «vergonzosa» la forma en que se ha vendido la noticia en medios afines al Gobierno de UPN. También consideró que el Ejecutivo navarro, así como el alcalde de la ciudad, Enrique Maya, no han respetado su derecho a la presunción de inocencia. A su juicio, el único objetivo de estas críticas gratuitas ha sido «hacer daño y manchar» a quienes forman parte de EH Bildu, así como «esconder los verdaderos problemas que tiene la ciudad».
Pese a que ayer el juez aclaró que no imputa ningún delito a Perales, la presidenta navarra, Yolanda Barcina, insistió en que existe una vinculación entre los «arrantzales» y esta formación. «La izquierda abertzale no respeta nuestros símbolos, nuestras fiestas y nuestra identidad», dijo en un acto público. No obstante, fue más prudente que el alcalde de Iruñea y el propio portavoz del Ejecutivo, que daban por hecha la participación de Perales en estos hechos. «Se ha visto cómo parece ser que hay una relación entre Bildu, la izquierda abertzale, y quienes cometieron este boicot», matizó Barcina.
Los intentos de vincular a esta formación con lo ocurrido no vienen solo de UPN, sino que este interés se muestra a las claras en los informes policiales. Uno de los detenidos, Xabi Gartzia, era uno de los organizadores de Gora Iruñea, por lo que tuvo que ponerse en contacto con varias autoridades municipales. La Policía solo da cuenta de sus llamadas a Peio Martínez de Eulate, otro edil de Bildu. Además, recoge que este concejal dio una rueda de prensa en favor de la presencia de la ikurriña en el chupinazo de 2012, en un manifiesto firmado por otras 140 personas. A.I.
Los «arrantzales» dejaron un regalo a los investigadores. Al parecer, hicieron noche en el hueco del ascensor de uno de los edificios anexos a la plaza del Ayuntamiento. Allí, los municipales, que fueron los primeros en entrar, se toparon con varias colillas, algunos tetrabriks de cacao y colillas, lo que les hace deducir que permanecieron durante varias horas encerrados.
Junto a estos restos, alguien recortó sobre un cartón un monigote similar a los que se pegan el día de los inocentes, escrito en su interior «Barzina jódete», pegándolo a una de las paredes. Este sorpresa es lo único destacable de las inspecciones, más allá de los elementos que dejaron en su huida los «arrantzales», que tuvieron que desprenderse hasta una de las cañas.
Resulta curioso para los no duchos en la pesca que no se trataba de aparejos de especial calidad, ya que costaron menos de 20 euros. La Policía levantó un parte de desperfectos, pero apenas los hubo. Tan solo «dos tejas movidas» y una chapa del hueco del ascensor para acceder desde ahí al tejado, a tirar el sedal y recoger la enorme enseña que lució durante el chupinazo. A.I.