Las tímidas reformas que ha presentado el gobierno turco de Recep Tayyipp Erdogan para democratizar el país y ampliar los derechos de los kurdos ha alertado al nacionalismo panturco, que denuncia «un golpe al sentimiento nacional» turco.

El arrebato mostrado la pasada semana por el alcalde de Fethiye, un pequeño pueblo en el sudoeste de Turquía, simboliza el malestar de este sector por el «paquete democrático de Erdogan».

Behcet Saatci, miembro del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) expresó su oposición a las medidas colocando carteles con un tono irónico para desear una feliz fiesta del Aïd el-Kebir a sus vecinos en turco y en kurdo. «¿Han entendido bien -concluye el mensaje bilingüe- por eso hay una nación, un país, una lengua, una bandera, un Estado».

El alcalde explicó su malestar subrayando que «la pureza de nuestra lengua turca» es «una de las claves de nuestra integridad territorial». Aunque se trata de un gesto aislado, está lejos de ser anecdótico ya que refleja la intransigencia de los sectores panturcos hacia cualquier apertura. De hecho, su propio partido ni siquiera le ha aceptado la ironía y lo ha expulsado por utilizar la lengua kurda, algo que va contra sus normas internas.

Estas resistencias lastran aún más el proceso de paz que el Gobierno turco ha iniciado con la guerrilla kurda del PKK, pero que se encuentra estancado.

Los kurdos reclaman a Ankara que dé pasos tras el repliegue de la guerrilla advirtiendo de la paralización del proceso si no se producían avances hacia la democratización del país.

En ese contexto, Erdogan autorizó el pasado 30 de setiembre la enseñanza en lengua kurda, solamente en las escuelas privadas, y rehabilitó las letras Q, W y X, que el Estado turco había llegado a prohibir porque son usadas en la ortografía kurda. También permitió a las localidades kurdas que recuperaran su nombre original.

Juramento en las escuelas

A la vez, suprimió el juramento de pertenencia a Turquía, que todas las mañanas recitan millones de escolares, proclamando «feliz quien se dice turco». Pero estas tibias medidas están lejos de satisfacer a los representantes de los 15 millones de kurdos. Tanto los electos kurdos como el PKK reclaman el derecho a la enseñanza en kurdo en las escuelas públicas y un reconocimiento de su identidad en la Constitución, así como el fin de la persecución de políticos, intelectuales y activistas.

Críticas dentro del gobierno

Y aun así, las medidas han provocado la ira de los panturcos. El líder del MHP, Devlet Bahceli, las calificó de «vergonzosas» y «de pesadilla». «Por favor, señor primer ministro, díganos ¿por qué ser turco es tan embarazoso para usted?», preguntó.

Incluso dentro del propio gobierno algunos elementos de este «paquete» han creado malestar. «La definición de turco recogida en el juramento no lleva ningún sentimiento racista. No se centra en las raíces étnicas», afirma un exministro del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) en el poder.

Pero Erdogan parece firme en sus posiciones. «Nadie puede ser turco simplemente porque recite todas las mañanas `soy turco'». -afirmó el jefe de gobierno- «Una práctica así no existe en ninguna parte del mundo».