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ANÁLISIS | «Bizirik gaude», Su Ta Gar

El metal nunca fue tan flexible, Su Ta Gar suenan duros y pegadizos

Apuntábamos la semana pasada que Su Ta Gar se encuentran en condiciones técnicas y creativas como para batallar en las filas del metal internacional, en euskara y frente al inglés. La escucha de cada día nos vuelve a sugerir lo mismo: son planetarios.

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Pablo CABEZA

Apuntábamos la semana pasada que Su Ta Gar se encuentra en condiciones técnicas y creativas como para batallar en las filas del metal internacional, en euskara y frente al inglés, tal y como ya demostraran que es posible Rammstein o Ska-P, aunque sea en otra onda. «Bizirik gaude» llega con GARA este fin de semana, tensa espera para toparse con uno de sus mejores discos, sino la cúspide.

En realidad, puede que sea el más logrado, pero en escasas ocasiones se comprende como clasificar los discos de un grupo cuando todas las ediciones se han cuidado al máximo o cuando los sentimientos de cada época o momento los envuelven de manera especial.

No obstante, aspectos como la fusión de guitarras solistas y rítmicas, el juego de estribillos continuos, de guitarras eléctricas y acústicas, puede que realmente sitúen «Bizirik gabe» en la cima de la banda de Eibar, aun tan solo a dos años escasos de su anterior y sobrio álbum. «Bizirik gaude» es una ciclópea colección de imaginativos riffs salidos de un taller de alta costura, pero para todos los públicos. Salta el riff puntual y breve, estilizado y melódico, le acompaña una buen rítmica, quizá unas amables y delicadas líneas de acústica. El riff nace y muere, nace y se desvanece, a veces por la textura de un estribillo insurgente y pegadizo, en ocasiones por las armonías de un acorde afortunado o el caudal rítmico. Así levita el metal de Su Ta Gar, a veces heavy, en otras thrash.

De primeras, «Ez etsi orain» es el single, el himno de «Bizirik gaude». En una segunda lectura entra en acción «Bihotzeko su gar hau» que le disputa el honor de liderar la canción que miles de seguidores cantaran al otro lado del cedé o las vallas. Estribillo, eficacia, cambio de sonoridad entre medias...

Con un siguiente repaso entra en combate «Giza harresia», que también lo tiene todo: estribillo, fuerza, riffs, detalles de guitarra limpia y una solidez y cuerpo por el que pagarían muchas bandas internacionales.

En esta misma ronda se cuela para el cupo de canciones con el pedigrí de single «Nana», quizá sea un poco más áspera que las anteriores, pero a los seguidores les va a generar tanta adrenalina como venas azulonas hinchadas desembocando en el cerebro.

«Para nosotros «Ez etsi orain» era una candidata a single, pero quedó detrás de «Zure baitan» y de «Giza harresia» y empatada con otras («Bihotzeko su gar hau» , «Nazkatu naiz»...). «Giza harresia» estuvo a punto de ser single, pero al final la utilizamos para hacer el «teaser» y nos quedamos con «Zure baitan» por su letra, melodía y composición diferente. Con eso quiero decir que «Ez etsi orain» es una canción que tiene su peso dentro del álbum. Y con la tontería acabo de mencionar seis canciones... Y entre las no mencionadas hay unos temazos de escándalo», señala Bastida.

El lado rabioso, la mordida, pertenece a canciones como «Txakurrak solte», donde el cuarteto se desfoga y pisa el acelerador con ganas de pista y meta. Vuelve a suceder en «Bizirik gaude» que, sin embargo, permite relajar fibra con un garboso corte acústico que inevitablemente conduce hacia el solo de guitarra y la visita a la casa del speed metal thrash.

«Bizirik gaude» aporta otro estribillo de libreto, pero las sacudidas violentas, los derrapes a curva cerrada lo colocan entre el sol y la sombra, la saña y la brisa salitreada.

«Poema» entra en acción con un arreglo muy Iron Maiden, jevi metal thrasheado con una guitarra surfeando el ondulado fondo. La composición se queda en el terreno del ritmo medio con zarandeos de vértigo. Buena melodía/estribillo también para que sea parte de las gargantas del escuchante. Guitarra rítmica y solista viven en un continuo reto.

«Nazkatu naiz» inicia sus cuatro minutos con ganas de bailar a lo agarrado, una sensación que debió de perderse hace unas décadas, así que los Suta optan por variar el ritmo con prontitud, dejando la canción del lado medio: otro buen estribillo con ritmo pesado y velocidad para dejarte sin puntos en el carné de conducir. El estribillo vuelve a pesar lo suyo.

No son Su Ta gar muy de baladas, pero «Zure argia»(que Aitor dedica a alguien que quiere/estima) se la tomarían Scorpions. Arpegios de seductora sonoridad dan paso a una hermosa composición conjuntada en texto y música. Curioso: tampoco harían asco a este corte algunos cantantes de la vieja generación de baladas a lo italiano.

Y concluye el álbum con «Zure baitan», quizá no sea la canción más single del disco, pero los juegos rítmicos, un leve toque Police, las inventivas guitarras y el arrebatador estribillo la colocan entre las composiciones más singulares de Su Ta Gar, por lo que tampoco extraña que el grupo haya decido, al margen de la temática, en elegirla como primer clip del álbum. Cierto, en pocas ocasiones se cierra un disco con tanta inspiración.

«No sabemos si los demás tienen la fórmula [respecto a la capacidad de Su Ta Gar para componer canciones rocosas con estribillos melódicos o directamente singles], pero no es nuestro caso. Estamos hablando de creación y la creación no es Coca-Cola, que gracias a su fórmula siempre es igual. Alguien decía, si la inspiración existe, que me pille trabajando. Y es cierto. Tienes que ponerte a ello: mentalmente, con el instrumento, escribiendo. Como sea, pero alerta». Apunta Gorosabel.

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