El PP recibe un sopapo en la cara de Cospedal
Difícilmente hubiera imaginado ningún adversario del PP un espectáculo tan grotesco y al mismo tiempo tan nocivo para los intereses de ese partido como el que se vivió ayer en Toledo. En los juzgados de la capital castellano-manchega se celebró la vista de la demanda interpuesta por María Dolores de Cospedal contra Luis Bárcenas por la publicación en «El País» de los «papeles de Bárcenas», y si la mano derecha de Mariano Rajoy pretendía proteger su honor, lo cierto es que este salió tocado tras la descarga del extesorero.
Bárcenas no se anduvo con rodeos y repitió, esta vez en audiencia pública, lo que ya había declarado anteriormente ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz y consta en los apuntes contables elaborados por él mismo durante años. De esta forma, fue desgranando los detalles de las corruptelas que han marcado la actuación del PP en todo el tiempo en que él ha manejado sus fondos, como las cuentas no declaradas, los pagos en negro a la cúpula del partido y el trato más que benévolo que recibió cuando ya constaba como imputado. En cualquier caso, fue la propia Cospedal la que recibió en su propia persona la andanada más fuerte, pues su excompañero declaró literalmente que fue él en persona quien le entregó los sobres con dinero negro -un total de 15.000 euros-, una acusación que ella negó, como es lógico, pero que por el modo en que se produjo tuvo el efecto de un terremoto.
Seguramente, en las últimas horas la presidenta de Castilla-La Mancha se ha arrepentido profundamente de haber interpuesto esa demanda contra Bárcenas -la querella contra «El País» la retiró ayer mismo-, una persona que maneja los tiempos a su antojo y que sabe que todavía puede hacer mucho daño al partido que gobierna en el Estado español. A estas alturas, Cospedal y el resto de la dirección del PP pueden hacer todos los esfuerzos que quieran para socavar la credibilidad del extesorero, pero es la suya la que ya no tiene crédito.