Una multitud exige a Mondragon garantías para el empleo en Fagor
Las calles de Arrasate ofrecieron ayer una imagen inaudita con la multitudinaria manifestación que trabajadores de Fagor Electrodomésticos y otras firmas del grupo cooperativo llevaron a cabo hasta la sede de la Corporación Mondragon. Reclamaron que se garanticen los casi 2.000 puestos de trabajo así como las aportaciones de los socios, todo ello en un clima de creciente preocupación por los efectos que pueda tener en la comarca y en el resto de empresas del grupo.
Iraia OIARZABAL | ARRASATE
La entrada principal de la sede de Fagor Electrodomésticos en el barrio de San Andres estaba a rebosar de gente bastante antes de iniciarse la manifestación. Ante la expectación de decenas de medios de comunicación que estos días siguen con especial interés el transcurso de los acontecimientos, una multitud de trabajadores y jubilados de Fagor, acompañados de allegados y vecinos de Arrasate y la comarca de Debagoiena, reflejaron en la calle su preocupación por el futuro del empleo en la comarca.
Una pancarta con el lema «Gure lanpostuen defentsan» encabezó la marcha silenciosa que se trasladó hasta la sede central de la Corporación Mondragon. Solo los aplausos y algún que otro silbido al pasar por las sedes de Lagun Aro, Laboral Kutxa, Ikerlan y Mondragon rompieron el silencio de los manifestantes.
Los testimonios de los afectados dejaban constancia del temor por el futuro de sus empleos y de que la caída de Fagor Electrodomésticos hunda la economía de la comarca. «Esto nos va a salpicar a todos», decía uno de los trabajadores de Fagor Electrónica que acudía a la marcha en solidaridad con sus compañeros.
Mensaje a Mondragon
Ante las puertas de la Corporación Mondragon, el presidente del Consejo Social de la empresa, Exabier Arrieta, dio lectura a un comunicado en el que los cooperativistas de Fagor Electrodomésticos alertaron de los «devastadores» efectos que la crisis de esta emblemática firma tendrá para Degaboiena, la CAV y el ámbito estatal e internacional. Advirtieron de la «dramática» situación que viven los socios de la compañía, pero añadieron que también complica la situación de los proveedores. «Han creído en nosotros hasta el último minuto», subrayaron.
Por ello, junto a unas garantías para sus puestos de trabajo, también pidieron una solución «a las obligaciones económicas para con los socios: aportaciones voluntarias y préstamos de socios inactivos», así como que no pierdan su condición de socios trabajadores.
Los trabajadores de Edesa, que llegaron en dos autobuses desde Basauri, aclararon que lo único que les diferencia de los otros cooperativistas es que están adscritos al régimen de la Seguridad Social, por lo que pidieron «el mismo trato» que el resto de socios, manifestó una portavoz.
Escepticismo con la gestión
Aunque durante toda la marcha no se coreó ninguna consigna, al final de la misma frente a la sede de Mondragon -en cuyo germen estuvo Fagor Electrodomésticos hace más de medio siglo- pudieron escucharse algunas voces en defensa de los puestos de trabajo de los cooperativistas. «Fagor es la madre, todo ha salido de aquí y ahora nos dejan abandonados. La única salida es que MCC tome las riendas, tire hacia adelante con lo que es rentable y cierre el resto», decía una trabajadora que lleva 37 años en la compañía.
Ella y otros socios coincidían en la sensación de que la situación a la que ha llegado la empresa es consecuencia de una «mala gestión». Sabían que las cosas no iban bien en la cooperativa, aunque reconocen que quizá han pecado de «ilusos» al suponer que los gestores iban a lograr «sacar adelante» la empresa, cuando además, según aseguraron, cinco o seis de ellos han dejado la compañía «y alguno para irse a la competencia».
Aunque señalan que la crisis general y la caída de la construcción no ha ayudado al estado de Fagor Electrodomésticos, insisten en que el problema fundamental ha sido la gestión ineficiente de «una pandilla de inútiles», como afirmaba un jubilado que trabajó 34 años en la compañía.
Además, muchos reconocían que la situación de la cooperativa no era desconocida y que «se veía venir». «Esto no es algo nuevo, viene por lo menos de diez años atrás», declaraba una antigua trabajadora.
Aportaciones de capital
Otro de los temas que más preocupa, especialmente a los que ya están jubilados, es el de las aportaciones voluntarias de capital. Una de las afectadas denunciaba ayer que no sabe nada del dinero que en su día aportó a la cooperativa y cuya devolución ha solicitado. Según informó, en el contrato de las aportaciones voluntarias que hicieron en su día a la cooperativa se recogía el pago de unos intereses semestrales, que llevan sin cobrar desde el 1 de noviembre del 2012.
«Fagor electrodomésticos no puede comportarse como un banco, tiene que pronunciarse sobre este tema», sostuvo. Apuntó que, en total, se trataría de unos 40 millones de euros.
Así las cosas, unos 200 socios cooperativistas que hicieron aportaciones voluntarias de capital a la empresa han creado la plataforma Ordaindu para reclamar a ésta que devuelva el dinero prestado por los socios. En caso de que el proceso concursal de Fagor Electrodomésticos siga adelante, piden ser acreedores privilegiados y que sean los primeros en recuperar el dinero que prestaron a la cooperativa, para lo que reclaman también la implicación de la Corporación Mondragon.
Aportaciones subordinadas
Por otra parte, los afectados por las Aportaciones Subordinadas de Fagor también se pronunciaron y afirmaron que «las noticias sobre la situación de Fagor son un mazazo ya que estos títulos (las subordinadas) se sitúan detrás de todos los acreedores comunes, lo que da una idea de las altas probabilidades de, no solo tener sus ahorros cautivos, sino de perderlos».
En la manifestación de ayer también participaron sendas delegaciones de LAB y ELA como muestra de solidaridad. Según señaló LAB, acudieron a Arrasate «en defensa del empleo, sea cooperativista o no, y en defensa del empleo que se destruirá de manera directa e indirecta».
«Lo sucedido en Fagor, sin entrar a valorar cuáles han sido las razones principales que han llevado a la empresa a esta situación, deja en evidencia que no hay empresa grande o pequeña, cooperativa o no, que esté a salvo de sufrir las consecuencias de esta crisis, en definitiva, de esta deriva capitalista que solo genera destrucción de tejido productivo y empleo», advirtieron desde la central.
Ante esta situación, LAB llama al conjunto de la ciudadanía a hacer una reflexión «como país» y apostar «por otro modelo, un modelo propio».
Los trabajadores de Edesa llegaron en dos autobuses desde Basauri y anunciaron que las movilizaciones seguirán en los próximos días. Para el lunes han convocado una manifestación a las 12.00 desde la empresa. Aclararon que lo único que les diferencia de los otros cooperativistas es que están adscritos al régimen de la Seguridad Social, por lo que pidieron el mismo trato que el resto de socios.
Las posibles dificultades que podría encontrar la aseguradora del grupo, Lagun Aro, para hacerse cargo de las indemnizaciones de desempleo de los socios es uno de los principales temores de la plantilla. De hecho, algunos manifestantes especulaban ayer con el efecto que tendría esto en sus bolsillos por el aumento que supondría en su aportación.
Mientras la Corporación Mondragon manifestaba que si no hay recursos en Lagun Aro «habrá que generarlos», la propia entidad aseguradora señalaba en una nota que la crisis de Fagor Electrodomésticos «no tendrá repercusión alguna en el sistema de pensiones» por tratarse de «fondos independientes y contar con una acreditada solvencia».
En lo referente a la ayuda al empleo, señaló que «hará frente a todos los compromisos establecidos en su regulación que, lógicamente, se verán incrementados por la situación de Fagor Electrodomésticos». Según explicó, para ello contará con el fondo ya constituido y la aportación de cuotas futuras por parte de las cooperativas, «que habrán de ser incrementadas a partir del próximo ejercicio». GARA
Los dos socios fundadores de Fagor que todavía viven, José María Ormaetxea y Alfonso Gorroñogoitia, mostraron su tristeza en declaraciones a medios locales. «He estado allí 60 años o más, desde que comencé, y ahora también, porque sigo trabajando en Otalora. Hemos dejado allí todo el dinero, toda nuestra vida. Aquí falta José Mª Arizmendiarrieta», declaró Ormaetxea.