El ágape de cinco tenedores se escapó, pero el menú del día empieza a resultar lo suficientemente sabroso y equilibrado como para no echarlo en falta. El disgusto copero de Montilivi, y la posibilidad frustrada de un cruce con un equipo de campanillas, se verán relegadas a poco menos que una anécdota si el Alavés es capaz de volver esta tarde a la realidad en la que ha empezado a convertir la Liga estas últimas jornadas.

Una realidad que le ha permitido trasladar al marcador el trabajo y las sensaciones que venía ofreciendo con anterioridad. Las victorias frente a Hércules y Mirandés han refrendado el camino que había tomado el equipo, han reforzado su confianza y, sobre todo, le han permitido mirar adelante sin la amenaza agobiante de la clasificación. Aunque la situación puede cambiar de la noche a la mañana, con las distancias todavía muy cortas, con lo que el mensaje desde la caseta albiazul es el que corresponde: los excesos de confianza están vetados.

Incluso cuando enfrente se encuentra un rival en trayectoria diametralmente opuesta. Cuatro derrotas consecutivas ha encajado el Barcelona. Cuatro partidos en los que -un dato que resulta sorprendente, teniendo en cuenta el tipo de juego que gusta practicar en La Masía y la calidad de los futbolistas con los que trabajan- el equipo de Eusebio Sacristán ni siquiera ha sido capaz de marcar un solo gol. Una caída libre que ha situado al filial blaugrana apenas un punto y dos puestos por encima del descenso, lo que añade alicientes a un encuentro que, en caso de victoria, permitiría al Alavés distanciar aún más al que ahora mismo puede considerarse un rival directo.

Acumulación de esfuerzos

Los gasteiztarras lo intentarán con un once bastante más parecido al que superó a Mirandés o Hércules que al que cayó en Montilivi, donde varios de los jugadores con más minutos en las piernas se tomaron un respiro. Goitia, Manu García o Viguera volverán a un equipo en el que, en principio, sí repetirán Mauro Quiroga, un Óscar Rubio que puede con todo o Carlos Lázaro, que también jugó en Girona, pero que cubrirá el hueco del sancionado Jagoba Beobide. Y es que el parte de bajas se mantiene abultadísimo. A la sanción del centrocampista se le unen las lesiones de Medina, Mora, Ion Vélez y Laborda. Sí se ha recuperado Schenone, que entra en una lista en la que también repite Mikel Vesga.

Lo cierto es que las rotaciones se ven limitadas por las bajas, algo que se puede acusar en semanas como ésta, aunque Natxo González confía en la capacidad de su equipo para hacer frente a la acumulación de esfuerzos. «El equipo que juegue no lo va a acusar. A nivel físico tenemos una buena preparación, a nivel emocional somos bastante inteligentes y, además, este equipo tiene un corazón como esta sala de grande», sentenció el técnico.

En lo que respecta al Barcelona B que, según su entrenador, llega «tranquilo» y con «confianza» pese a la pésima racha de resultados, la principal novedad pasa por la recuperación de Sergio Gómez, que regresará al centro de la zaga.