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Mauro Entrialgo | Dibujante

«Cuento cosas porque vivo de ello, porque me gusta y por terapia»

Mauro Entrialgo es como el niño del cuento «El traje nuevo del emperador». Señala con el dedo y grita «¡El rey va desnudo!» en cada una de las páginas de la tercera entrega de «Plétora de piñatas» (Astiberri Ediciones), serie donde se recopilan las 1.110 tiras que dibujó para el diario «Público», incluida la última de ellas, que en el periódico nunca llegó a ver la luz.

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Patxi IRURZUN | GASTEIZ

En las páginas del álbum «Plétora de Piñatas» (Astiberri Ediciones) el dibujante gasteiztarra retrata y deja al descubierto las vergüenzas de un mundo en el que reinan las apariencias, el lenguaje políticamente correcto, la fachada (en todos sus sentidos), pero también las contradicciones personales o los aspectos más domésticamente peliagudos de nuestra vida cotidiana. Mauro observa con agudeza e ingenio a raudales y con una mirada que no pasa por alto nada (desde los secadores de manos de los baños a las ruedas de prensa tramposas de los políticos). La suya es una mente inquieta, en huelga a la japonesa contra un mundo que es un chiste mucho más a menudo de lo que pensamos.

Por fin llegamos a la última tira de «Plétora de piñatas», la que, en su momento, no apareció editada en el ya desaparecido periódico «Público». ¿Los tres álbumes tenían como objetivo final que no se quedara nada en el tintero?

Los libros recopilatorios de historietas aparecidas anteriormente en publicaciones efímeras tienen el objetivo final de ofrecer al aficionado una obra completa, y para que así sea, este debía incluir la última tira que el director del diario «Público» se negó a publicar en su momento. La tira aporta cierto cierre coherente a la serie, pero entre 1.110 tiras relacionadas con los asuntos más variados que se puedan imaginar, una más o una menos, tampoco supondría gran diferencia en el resultado final.

¿Crees que hay líneas rojas a la hora de hacer humor en un periódico? ¿Cuáles son?

Lo más sensato es intentar tratar temas que resulten interesantes al público de un periódico que siempre es mucho más amplio que el de una revista especializada. A partir de ahí, si tu objetivo es seguir trabajando allí, la única línea roja es que no les toques mucho los huevos a los que pueden decidir eso. Lo malo es que nunca se sabe qué les puede tocar los huevos a esas personas o a quiénes sirven. En este caso, no sé exactamente qué resortes toqué para molestarles.

Tal y como dice Eloy Fernández-Porta en el prólogo y como es obvio en las (brillantes) tiras del libro está claro que eres una persona muy observadora, siempre dándole vueltas a la cabeza, pero eso ¿hasta qué punto es patológico? Por ejemplo, ¿te rompes una pierna y estás pensando en la tira que vas a escribir sobre ella?

En principio, yo cuento cosas por tres razones: porque vivo de ello, porque me gusta y por terapia. Contar cosas a los demás opera en mí como una especie de bálsamo existencial. El humor es solo el método más común que utilizo para contar aquello que me apetece contar, sea esto una injusticia social evidente o una nimiedad doméstica. Si me rompo una pierna pensaré primero en que me duele, pero las vicisitudes posteriores que sufriré en nuestro sistema sanitario me resultarán más llevaderas si pienso que luego puedo contarlas y reírme de ellas.

¿El comic es una buena herramienta para desenmascarar todo lo que se oculta bajo lo políticamente correcto, los pleonasmos y neologismos bobos, el marketing, la apariencia...?

La historieta es un medio de expresión extraordinario para comunicar cualquier razonamiento y contar cualquier ficción o realidad. El humor gráfico en concreto, que para mí es solo una de sus variantes, es especialmente útil para ver las cosas desde distintos puntos de vista. Y si ves la escena desde distintos puntos de vista es más fácil apreciar el truco y la tramoya.

Como era el proceso creativo de una tira diaria, ¿te ponías durante un horario determinado, esperabas a que saltara la liebre...? ¿Y qué recursos tenías para hacer saltar la liebre?

Tengo un extenso documento de texto de unas 300 páginas al que van a parar ideas que apunto en servilletas de bares y agendas o grabo en las notas de voz del móvil. Lo alimento diariamente. Allí puedo encontrar juegos de palabras a los que les falta una razón de ser coherente, consideraciones sin chiste alguno, observaciones sobre determinado comportamiento humano demasiado generales, divagaciones... Muchas de estas inconcreciones están divididas en apartados que corresponden a las distintas series que mantengo en distintas publicaciones. En el momento que me pongo a trabajar en una nueva entrega de una de ellas comienzo a releer este documento y añado coherencias, remato chistes o apuntalo sustancia hasta que determinada idea se convierte en algo que pueda llamarse un guion. Hay ideas a las que doy la vuelta cientos de veces y nunca llegan a nada publicable. Otras se convierten en algo presentable con solo reescribirse un par de veces.

Y en qué andas ahora, ¿metido en mil charcos, como siempre?

Sigo colaborando semanalmente en «El Jueves», mensualmente en «Mongolia» y bimestralmente en «TMEO» y «Bar & Beer». También estoy preparando una serie interactiva de historietas para una nueva revista digital para tabletas y he empezado a publicar mis libros de historietas en otros países. Este año, por ejemplo, ha salido «Tyrex» en Alemania, EEUU e Italia, «El conflicto del Sahara» en Finlandia y en enero aparecerá «Interneteo y aparatuquis» en Francia. Aquí, en navidades sacaremos un nuevo libro que recogerá los textos de todas las obras de teatro que he escrito solo o en colaboración con Eloi Beato y Santiago Orue. En cuanto a música, con Los Tiki Twangers hemos montado un espectáculo de conciertos dibujados con el que ahora mismo estamos abiertos a contratación. Y ayer presenté en la librería Zuloa de Vitoria «El castillo», que es la última carpeta de obra gráfica que acaban de editarme los de «Vidas de papel».

COMUNICAR

«El humor es solo el método más común que utilizo para contar aquello que me apetece contar, sea esto una injusticia social evidente o una nimiedad doméstica»

líneas rojas

«Si tu objetivo es seguir trabajando , la única línea roja es que no les toques mucho los huevos a los que pueden decidir eso. Lo malo es que nunca se sabe qué les puede tocar los huevos»

DESENMASCARAR

«El humor gráfico es especialmente útil para ver las cosas desde distintos puntos de vista. Y si ves la escena desde distintos puntos de vista es más fácil apreciar el truco y la tramoya»

MÉTODO

«Hay ideas a las que doy la vuelta cientos de veces y nunca llegan a nada publicable. Otras se convierten en algo presentable con solo reescribirse un par de veces»

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