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ANULADA LA DOCTRINA 197/2006

Estrasburgo marca un punto de inflexión, aunque todavía hay derechos que se siguen conculcando

La sentencia de la Gran Sala del Tribunal de Estrasburgo ha dejado sin valor legal el alargamiento de las condenas de los presos vascos. Pero aún quedan en vigor una serie de conculcaciones de derechos básicos que se siguen padeciendo en las cárceles españolas y francesas. No hay más que mirar los últimos informes mensuales elaborados por Etxerat para observar una evidente sucesión de vulneraciones.

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Martxelo DÍAZ | IRUÑEA

Las cifras suelen ser frías, ya que no son capaces de reflejar qué grado de sufrimiento encierran. Decir que hay 595 presas y presos vascos dispersados en 79 cárceles puede parecer un número sin más, pero detrás de cada uno hay una familia y un entorno obligado a viajar cientos o miles de kilómetros para hacer algo que debería ser normal, una visita de unos pocos minutos. El gasto económico que supone es un castigo añadido, así como el riesgo que se corre al tener que salir a la carretera.

Solo ocho de los 595 presos vascos se encuentran encarcelados en Euskal Herria. Son el 1,34% del total, una excepción. 447 presos están dispersados en 45 cárceles del Estados español y 123 en 28 prisiones francesas. Además, hay tres presos en Inglaterra, otro en el norte de Irlanda, otro en Portugal, otro en Venezuela y diez más cumplen condena en prisión atenuada por padecer una enfermedad grave e incurable.

Entre ellos, 93 están en cárceles situadas entre 1.000 y 1.100 kilómetros de Euskal Herria; 144 están en prisiones ubicadas entre 800 y 1.000 kilómetros; 113 en cárceles entre 600 y 800 kilómetros; 137 en prisiones entre 400 y 600 kilómetros; y 83 en cárceles situadas a menos de 400 kilómetros.

Los presos vascos tampoco tienen garantizado el derecho a la salud, tal como recoge el informe de Etxerat, que denuncia que la política penitenciaria provoca que carezcan de la adecuada asistencia médica. Actualmente, hay quince presos que sufren graves enfermedades. Algunos tienen que hacer frente a situaciones tan incomprensibles como la de Ventura Tomé, obligado a recibir esposado las sesiones de radioterapia prescritas. Etxerat recuerda en su último informe mensual también el caso de Txus Martin, que sufre esquizofrenia paranoide y que ve cómo le tienen en soledad a pesar de lo perjudicial que resulta para su dolencia.

La doctrina 197/2006 para el alargamiento de la pena se ha aplicado a 93 presos, de los que actualmente 71 siguen en prisión, según datos de Etxerat, que denuncia asimismo que la denegación sistemática de la libertad condicional es otra medida de excepción que se aplica a los presos vascos.

La organización de familiares recuerda que el aislamiento impidiendo el contacto con sus compañeros es parte del régimen diferenciado que padecen los presos vascos y que, a pesar de estar prevista como una medida concreta y de duración restringida, se aplica como régimen de vida habitual. Incluso se aísla a presos que no están sometidos a este régimen.

El último informe mensual cita diez casos de conculcación del derecho a las comunicaciones. Siendo todos ellos graves, destaca el de Oroitz Salegi, que ha tenido que pelear durante once meses para poder estar junto a su hijo recién nacido y a su compañera, Lierni Armendariz, en la prisión de Aranjuez.

Este cuadro de conculcación sistemática de derechos se produce en un escenario sin actividad armada de ETA. Y el número de presos puede crecer significativamente por los juicios por actividades políticas que se siguen llevando a cabo en la Audiencia Nacional española.

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