«`La Ciudad de Ys' representa la lucha entre el cristianismo y lo pagano»
Ilustradora y dibujante de cómic
Tras cursar sus estudios de Bellas Artes, Raquel Alzate (Barakaldo, 1972) ha desarrollado una amplia labor creativa que arrancó en diversos fanzines. Actualmente se encuentra elaborando el último tomo de una ambiciosa trilogía titulada «La Ciudad de Ys», cuya segunda entrega, «La Ciudad de Ys 2. La Morgana Roja», acaba de ser editada por la prestigiosa editorial vasca Astiberri.
Koldo LANDALUZE | DONOSTIA
Raquel Alzate ha plasmado su arte en diversas publicaciones relacionadas con la mitología vasca incluidas en la colección «Mitologika» de la editorial bilbaína Astiberri. Con el cómic «Cruz del Sur», obtuvo el premio al autor revelación del prestigioso Salón Internacional del Cómic de Barcelona de 2005 y ha participado, además, en otras obras colectivas como «Cortocuentos 2». Con «La Ciudad de Ys. La locura de Gradlon» (Astiberri), ha iniciado una ambiciosa trilogía que se ha concretado estos días con la publicación de la segunda entrega, «La Ciudad de Ys 2. La Morgana Roja», que está realizando a cuatro manos con el guionista francés Rodolphe.
¿Cómo surgió su necesidad de plasmar emociones en papel?
No fui consciente de ello... Desde que tengo memoria, ya era una obsesión mía. De pequeña me podía pasar horas pintarrajeando papeles. En el colegio pintaba todo lo pintable: los libros, los cuadernos, las mesas... Hasta los compañeros me pasaban sus libros para que les hiciera dibujos en ellos (ríe).
¿Qué ventajas incluye el lenguaje de las viñetas?
Es un medio narrativo como cualquier otro; la literatura, el cine... La ventaja es que es un medio en el que los dibujantes podemos participar activamente y aportar nuestro talento. Tanto si tienes ideas propias, y en tal caso creas la obra en conjunto, como si trabajas en equipo, junto con un guionista. Al ser un medio más plástico y visual, como la pintura y la ilustración, tiene un fuerte contenido estético.
En su obra topamos con diversos coqueteos con la mitología. ¿Qué produce más satisfacción a la hora de tratar este tema, su diseño plástico o la propia temática?
Ambas cosas me han aportado mucho personalmente, estudiar la temática mitológica resulta muy enriquecedor. Es como asomarse al imaginario mágico del pasado, preñado de la propia idiosincrasia, creencias, influencias históricas y sociales, y cultura de cada pueblo. Y, por supuesto, elaborar un diseño sobre fábulas, paisajes y personajes de los que muchas veces solo hay descripciones narrativas es un reto muy sugerente.
¿Cómo surgió esta aventura creativa llamada «La ciudad de Ys»?
Yo me puse en contacto con la editorial enviándoles uno de mis trabajos, «Cruz del sur», a modo de currículum, por si estaban interesados en mi estilo de dibujo. Uno de los guionistas de la editorial, Rodolphe, encontró el estilo muy adecuado para una obra que llevaba tiempo deseando plasmar en cómic, el guión de «La ciudad de Ys». Y así fue como empezamos a hablar del proyecto.
¿Resulta difícil trabajar con guiones ajenos? ¿Qué destacaría de la narrativa de Rodolphe?
A mí no me supone ningún problema trabajar con guiones ajenos, pero no deja de ser trabajar en equipo, así que tiene que haber una buena relación de trabajo con el guionista. Como dibujante tienes que sentir que confía en ti, porque si está constantemente exigiéndote por encima de tus capacidades, o quiere controlar excesivamente todo el proceso de trabajo, sin dejarte margen a tu creatividad, puede volverse problemático. Pero nunca ha sido mi caso. He tenido buenas experiencias al respecto.
Rodolphe, además, es un guionista con una larguísima trayectoria a sus espaldas, así que tiene muchas tablas. Me ayuda mucho a la hora de visualizar la narrativa. Hoy en día, gracias a internet, trabajar a distancia no resulta ningún problema. Te permite estar en contacto con inmediatez, y puedo enviarle bocetos, dibujos de las planchas en cualquier momento del proceso de dibujo, consultarle dudas... De hecho, el mayor problema ha sido en realidad el idioma, ya que yo no sé francés y Rodolphe no sabe castellano, por lo que tenemos que comunicarnos en inglés un tanto macarrónico... pero bueno, ¡nos entendemos!
La trama está ambientada en una leyenda bretona. ¿Qué material utilizó para documentarse a la hora de recrear vestuarios, arquitectura...?
En realidad, hemos sacado un poco de «contexto histórico» el aspecto visual de la leyenda. Trajes, armas, naves, arquitectura... Todo está un tanto «modernizado». La leyenda data de tiempos muy primitivos, de comienzos de la Edad Media, y queríamos darle un aspecto similar al enfoque que se ha aplicado para otras leyendas medievales, como por ejemplo la leyenda del rey Arturo y sus caballeros de la Mesa Redonda, que datan también de una época similar, pero que el imaginario popular, a través de los siglos, ha enriquecido de unas ornamentaciones y parafernalia épica y armamentística muy posteriores, más propios de la Alta Edad Media.
La magia, el cristianismo... son dos antítesis que encontramos en «La Ciudad de Ys». ¿Cómo definiría este antagonismo y lo que cada una de ellas representa?
El rey Gradlon, como rey unificador de las tribus de la Bretaña francesa, es, en la leyenda, un monarca que trata de adaptarse a la nueva fe de su pueblo, al cristianismo que está arraigando con fuerza. Sin embargo, todo el mundo mágico en el que Gradlon se verá sumergido, (muchas veces contra su propia voluntad), tiene que ver con la mujer de la que se enamora, que resulta ser practicante de los antiguos rituales paganos. Esa mujer le dará una hija, Dahut, la verdadera creadora de la ciudad de Ys, que heredará los poderes y actitudes maternas respecto al mundo pagano, ya en extinción.
En sus viñetas topamos con unas recreaciones muy bien acabadas y destacan los claroscuros. ¿Este subrayado lumínico responde simplemente a parámetros estéticos?
Bueno, en el cómic la estética debe cumplir también una función narrativa. En este caso se trata de subrayar un determinado ambiente, tanto emocional como expresivo.
¿Cuál es su proceso en el desarrollo de una página? A simple vista, resulta un proceso muy elaborado y que requiere de mucho tiempo.
Sí, mi estilo es muy elaborado y requiere tiempo. Es un estilo pictórico más que basado en la línea. Primero comienzo con el boceto tradicional, para colocar a los personajes, definir el punto de vista, dejar sitio al texto... El resto del proceso ya es un tanto más personal. Suelo trabajar el color en capas sucesivas, sobre un dibujo ya muy acabado, en grises, con volúmenes e iluminación ya definidos.
¿Qué diferencias encuentra el lector en esta segunda entrega, en relación a lo que pudo descubrir en «La locura de Gradlon»?
El guión avanza vertiginosamente, se hace más complejo... entran nuevos personajes, y por fin aparece la famosa ciudad de Ys. La leyenda se crea, y la lucha entre dos mundos comienza.
Se encuentra en plena fase de creación de la tercera entrega, ¿hacia qué rumbos deriva la trama?
El conflicto entre los dos modos de entender la vida, por una parte la fe del cristianismo que se extiende, y por otro lado el contacto con los antiguos dioses olvidados y los mundos mágicos de las prácticas de Dahut, entran en violento conflicto.
¿De entre todo el imaginario de personajes, cuál le está resultado más gratificante?
Dahut, la morgana, por su carácter voluble y ambicioso, tierno pero cruel a la vez... Y su interacción con el mundo mágico.
¿Le ha sorprendido la respuesta que está obteniendo esta trilogía?
Pues sí... positivamente.
¿En qué momento se encuentra actualmente el cómic y cómo podría resumir su experiencia de cómo se vive este arte en lugares como el Estado francés?
Según mi opinión, el cómic está en auge, tanto por el número de lectores, que se está ampliando, como por la gran cantidad de publicaciones de calidad, y de grandes autores actuales. Claro que la crisis obviamente ha impuesto sus rigores, y las editoriales miran con lupa qué, cómo y cuándo publicar... y los aficionados se racionan el número de compras. Los autores tienen mucho más difícil vivir exclusivamente de la publicación de cómics... pero la afición sigue ahí, y los autores siguen publicando. En el Estado francés, la afición por el cómic está mucho más normalizada que aquí; el cómic se considera un arte, cultura del mismo nivel que la literatura o el cine. Allí en los salones y ferias de cómic ves a gente de todas las edades. Por lo tanto, las cifras de publicación son muchísimo más altas, hay un mercado más potente de consumidores.