GARA > Idatzia > Iritzia> Gaurkoa

Mikel Otero | Fracking Ez Araba

El fracking y el PSE, ¿empieza ahora el debate?

En respuesta a Natalia Rojo, que de alguna forma anunciaba el inicio del debate sobre el fracking, el autor recuerda que hace ya dos años que el entonces lehendakari Patxi López dió el pistoletazo de salida a este debate desde Texas. En su opinión, la portavoz de Medio Ambiente del PSE pretendía rectificar ante sus bases, que mayoritariamente rechazan el fracking, y las posturas del PSOE en comunidades colindantes que contradicen abiertamente la apuesta hecha por el Gobierno de López.

El martes de la semana pasada, 15 de octubre, leíamos en GARA un curioso artículo sobre el fracking escrito por Natalia Rojo, portavoz de Medio-Ambiente del PSE-EE, cuyo titular nos dejó un tanto boquiabiertos: «Empieza el debate del fracking». Muy despistada ha debido de estar últimamente Natalia, puesto que el debate público sobre el fracking cumplía, precisamente el lunes, su segundo aniversario. Tenía fecha de nacimiento señalada, ya que se inició el 14 de octubre de 2011, cuando su compañero Patxi López, a la sazón lehendakari, anunció la existencia de recursos de gas no convencional en el subsuelo alavés, mientras daba su famoso paseo por un campo de explotación de gas en Texas. ¡Vaya si se habrán escrito ríos de tinta sobre el tema en estos dos años, como para que, según Natalia, el debate sobre el fracking comience ahora! Nunca es tarde, si la dicha es buena.

¿No será que ese «iniciemos el debate» pretende correr un tupido velo sobre las actuaciones y declaraciones que ha venido realizando el PSE sobre este tema?

E l problema del PSE es de hemeroteca. Resulta difícil ser creíble cuando se alude al rigor ambiental después de haber puesto 50 millones de euros sobre la mesa de Hidrocarburos de Euskadi para que empezara el fracking en Araba, sin siquiera llevar los pozos a un Estudio de Impacto Ambiental completo. Resulta difícil defender «todas las garantías» cuando el ínclito Xabier Garmendia, viceconsejero de Industria del anterior Gobierno, respondía así a una pregunta de Iker Armentia en la Cadena Ser:

Pregunta: «¿Usted da garantías de que no va a haber ningún problema medioambiental?». Respuesta: «No, yo no le puedo dar garantías de eso. (...) Yo he dicho una cosa, que incluso en el caso de que las dos perforaciones que tenemos previsto saliesen mal, y contamináramos el acuífero de Subijana, que no tendría ningún impacto».

Es que la hemeroteca da para mucho. Incluso cuando Natalia se queja de que «no queremos el modelo de leyes de Evaluación de Impacto Ambiental que relajan extraordinariamente las garantías para impedir prácticas dañinas», en alusión a la recientemente aprobada ley de EIA, parece olvidar que la ley es coherente con la Estrategia Energética de Euskadi 2020 del Gobierno López, donde se decía: «es importante llevar a cabo iniciativas que simplifiquen radicalmente la actual normativa de tramitación de solicitudes y autorizaciones para la exploración y, en su caso, explotación de reservas de gas natural». El Gobierno Rajoy ha explicado que ese, precisamente, es el espíritu de esa ley, el de reducir plazos y tramitaciones. El mismo Gobierno, en boca del erudito ministro de Industria José Manuel Soria (ese que dice que «el gas de esquisto se llama así porque el gas está enquistado») dice que no se llevará a cabo ninguna actuación sin las debidas garantías ambientales. ¿Dónde está la diferencia con su postura?

Y es que fiarse de las garantías ambientales que ofrecen los Estudios de Impacto Ambiental, a estas alturas, no es ya de ingenuos, sino de algo peor. Que se lo pregunten a los vecinos de Vinarós y alrededores, quienes siguen durmiendo con un ojo abierto por los terremotos del proyecto Castor. Un proyecto que, como muy bien dicen sus promotores, había pasado todas las exigencias medioambientales, Estudio de Impacto Ambiental incluido. Lo cual obligará al Estado, es decir, a todos, al pago de los 1.700 millones de euros de indemnización que probablemente irán a parar a los bolsillos de Florentino Pérez y compañía. ¡1.700.000.000 de euros por permitir un proyecto innecesario, basado, eso sí, en todas las garantías medioambientales! Natalia, ¿seguimos confiando en las garantías medioambientales de los EIA?

No será que, más que un debate, lo que propone ahora el PSE es un viraje? Hace tiempo que el Partido Socialista de Euskadi se quedó solo en la férrea defensa del fracking que hizo el Gobierno López, ya que sus compañeros socialistas de Cantabria, La Rioja, Castilla y León o Nafarroa, por poner solamente los más cercanos, se han ido posicionando, y en su caso votando, por opciones de prohibición. Incluso el PSOE se ha sumado a la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, entidad que pide expresamente la prohibición del fracking. Pero la presión no es solo exterior. Iruña Oka, municipio en el que gobierna, se ha declarado «libre de fracking», y el PSE de Araba firmó, en diciembre, una moción en la que se instaba al Gobierno Vasco a realizar «cuantas modificaciones legislativas fuesen necesarias para prohibir el fracking» en Euskadi. ¿No merecen los votantes del PSE, (según la última encuesta del Gobierno Vasco el 70% de sus votantes rechaza el fracking), un paso más allá de ese «regular dentro de nuestras capacidades la extracción de hidrocarburos» que propugna usted como apuesta del PSE?

En el caso de Navarra, el PSN ha sido el impulsor de la ley que se acaba de aprobar. Una ley, por cierto, con el mismo peligro de inconstitucionalidad, por genérica, al que alude una y otra vez el PSE para defender su postura en el Parlamento vasco. Y es que, aun siendo importante, la clave no está en cómo defender el encaje competencial de una ley contra el fracking, sino en expresar previamente una voluntad política clara para impedir el acceso a los recursos no convencionales. No nos cabe la menor duda de que si tanto PSE como PNV demuestran una inequívoca voluntad política de dejar el gas de esquisto donde está, no va a resultar nada complicado hallar la fórmula legal para ahuyentar a los perforadores. Y esa voluntad política es la que todavía estamos esperando.

Finalizando, queremos insistir en que no nos sentimos depositarios de ninguna exclusividad en la lucha contra el fracking. El rechazo al fracking admite, aquí como en el resto de lugares, una amplia gama de matices y colores. Tras la pancarta del NO al fracking cabemos todos, al menos todos los que tengan claro que estos proyectos son un despropósito. Y si éramos muchos, cada día seremos más. Y sigue cabiendo gente. Si lo que vamos a debatir son los matices, o cómo plasmar ese NO en las leyes, ningún problema. También sería bueno bajarse del escaño y venir a discutirlo por los pueblos, allí donde todos podemos expresar nuestras preocupaciones sin estar pendientes de mirar a la cámara. La invitación siempre estuvo abierta.

Eso sí, a lo que no vamos a entrar es a hacer como que nos preocupa mucho el medio ambiente y dejar las puertas abiertas a quienes pretenden arramplar con los recursos y dejarnos todo hecho un cisco mientras nos dan la propina.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo