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Dos años después de su «liberación», Libia se encamina a una guerra civil

Dos años después de la caída del régimen de Gadafi, el espectro de la guerra civil planea sobre Libia en pleno enfrentamiento entre las milicias y el conato de Gobierno liberal auspiciado por Occidente. Los que el 23 de octubre de 2011, tres días después del linchamiento del histórico líder libio, anunciaron que el rico país petrolero se convertiría en una nueva Dubai, se enfrentan ahora a un escenario que más se parece al de Somalia o Irak.

GARA | TRÍPOLI

Se cumplen hoy dos años desde que los rebeldes anunciaron la «liberación» de Libia y el final de más de 40 años de liderazgo de Muamar Gadafi, quien era torturado y linchado públicamente hasta la muerte tres días antes tras ser capturado en plena campaña de bombardeos de la OTAN en Sirte.

A día de hoy, Libia se asoma ya al riesgo de una guerra civil entre las milicias armadas, verdadero poder, y las incipientes estructuras estatales.

Cuna de la revuelta, la ciudad oriental de Bengasi es escenario de una guerra cada vez más abierta entre milicias, de un lado, y Ejército y Policía, de otro.

Al degollamiento de dos soldados y la muerte en atentado del comandante de la Policía militar libia, Ahmed al-Barghatti, ambos la semana pasada, el Gobierno central respondió con sendos ataques a las viviendas de dos comandantes de la milicia. Estos han prometido represalias y la tensión crece.

A ello se suma el anuncio de la constitución inminente de un parlamento propio en Bengasi a iniciativa del movimiento federalista de la región de Cirenaica, que alberga la mayor parte del rico petróleo del país.

En Cirenaica mandan las milicias de corte islamista aunque no faltan grupos que se adhieren al salafismo y al yihadismo.

Pero en el resto del país priman las milicias autónomas, adscritas a su región concreta o incluso a su tribu, como el escaso de la ciudad de Misrata, que se ha convertido en un Estado dentro del Estado fallido. O el de los Zintanes, milicias formadas por tribus beduinas árabes que vivían junto, o contra, la población bereber de las montañas al oeste de Trípoli.

La lealtad no se compra

La mayor parte de estos grupos están formalmente adscritos al Ministerio de Interior o de Defensa pero no obedecen más que a sus líderes y a sus intereses y son acusados de violaciones de los derechos humanos tanto en las cárceles -bajo su control- como en las ciudades libias, donde impera su ley.

El Gobierno de transición, dirigido por políticos liberales avalados por Occidente, trató de comprar su lealtad con millones de dólares a las milicias, lo que ha abierto la puerta a derivas mafiosas. Una vez cerrado el grifo de las «subvenciones», muchas de ellas no han dudado en volverse contra las instituciones estatales, secuestrar a sus responsables o bloquear la extracción de petróleo.

Las milicias encargadas de custodiar las instalaciones petroleras bloquean desde hace semanas la terminales del este del país, lo que ha provocado un desplome de la producción y pérdidas estimadas en 6.000 millones de dólares.

De seguir el bloqueo, que las milicias justifican por el olvido histórico al que Trípoli ha sometido a la Cirenaica en el marco de una reivindicación soberanista, el Gobierno, que está gastando todas sus reservas financieras, no podrá pagar los sueldos de los funcionarios en los próximos meses.

«Un futuro radiante»

El primer ministro, Ali Zeidan, ha reconocido que «hay muchas fuerzas que están obstaculizando la formación de unas fuerzas de seguridad estatales».

Él mismo estuvo retenido durante horas el pasado 10 de octubre por el secuestro a manos de fuerzas militares especiales estadounidenses de Abu Anas al-Liby, acusado de ordenar, como dirigente de Al Qaeda, los atentados en 1998 contra las embajadas en Kenia y Tanzania.

Zeidan sucedió en agosto al dimisionario Awadh al-Barassi, quien renunció en medio de una cascada de dimisiones de cargos políticos liberales.

Zeidan insiste en augurar un «futuro brillante» y asegura que la situación de Libia es mejor que la de otros países. Lo que no concreta es de cuales.

DETENCIONES

Una milicia anunció la detención en Bengasi de un comando gadafista y tres chadianos a los que acusa de los recientes atentados. El Gobierno de Trípoli habla de una cortina de humo.

al-LIBY

Abdallah al-Raghie, hijo de Abu Anas al-Liby, denunció el deterioro de la salud de su padre, secuestrado el 5 de octubre por EEUU, que le acusa de los atentados de 1998 en las embajadas de Kenia y Tanzania.

viuda de gadafi

Safia Farkech, viuda de Muamar Gadafi, ha pedido a la ONU y a la UE que le ayuden a encontrar los restos de su marido y de su hijo Muatassim, linchados y enterrados en secreto tras ser expuestos en Misrata hace dos años.

La OTAN vuelve a implicarse en el país

La OTAN ha decidido enviar consejeros a Libia para reforzar sus instituciones militares. La decisión responde a una petición del primer ministro libio, Ali Zeidan, cuyo secuestrao durante horas fue calificado de «inquietante» por el secretario general de la alianza, Anders Fogh Rasmussen.

El titular británico de Defensa, Philip Hammond, subrayó el deseo de su Gobierno de ayudar a Libia a «asegurar la estabilidad», tanto bilateralmente como a través de la OTAN. Hammond justificó la inseguridad en Libia, inmersa en una «transición tras décadas sin estructuras de Gobierno efectivas».

La UE decidió recientemente lanzar una misión civil con el objetivo de formar personal encargado del control de fronteras terrestres, marítimas y aéreas. Uno de los objetivos de la OTAN será intentar frenar la inmigración. GARA

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