De nuevo, como ocurrió en mayo, la destrucción de unos árboles para un proyecto urbano amenaza con abrir una crisis en el Gobierno turco. Esta vez se trata de la movilización de estudiantes de una universidad de Ankara contra la construcción de una carretera a través de la Universidad Técnica de Oriente Medio, que supondría arrancar unos 3.000 árboles. El proyecto pretende descongestionar la circulación por la capital turca, también objeto de críticas desde hace meses.

Después de que las excavadoras, con protección policial, aprovecharan el largo fin de semana de la fiesta del Aid para despejar el terreno, las protestas aumentaron y la Policía uso gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes. El rector de la Universidad denunció una operación «ilegal», mientras las manifestaciones se multiplican y se extienden a otras zonas de la ciudad. Las imágenes recuerdan a los defensores del parque Gezi de Estambul, cuyas protestas derivaron en una denuncia política del autoritarismo del gobierno de Recep Tayipp Erdogan. Al igual que entonces, Erdogan ha adoptado un tono duro para denunciar a los «bandidos modernos» y defender la construcción de la carretera.