GARA > Idatzia > Iritzia> De reojo

Raimundo Fitero

El fallo

 

Ya ha salido la sentencia y su explicación. Ya se ha confirmado lo que todo el mundo sabía: la venganza no tiene encaje jurídico. Tampoco debería ser una guía política, pero en ese terreno la cosa está mucho más oscura. Más parada. A más de veinticuatro horas de conocerse lo dicho por el tribunal de Estrasburgo, nos quedan muchas sensaciones amontonadas. La reacción del Gobierno español y sus portavoces ha sido muy medida. Las resoluciones de sus instancias judiciales han acatado y cumplido. Se pondrán pegas en lo económico, pero la libertad de Inés del Río es un hecho. Ha costado mucho, pero es el gozne engrasado que debe hacer abrir muchas puertas con barrotes en los próximos días, semanas o meses. Ya hay precedentes, ahora vienen los recursos, las pólizas, la metodología leguleya.

Uno quiere entender que se ha dado un paso. Que ya no llueve tanto, que algo ha escampado, y que desde esta sentencia, si es interpretada con el rigor apropiado por el gobierno español, se pueden mover muchos otros estamentos, podemos estar desbrozando un camino selvático hasta ir dando con la ruta adecuada para el final del conflicto de una manera correcta, segura y sin venganzas, ni vejaciones por parte de nadie.

Pero si nos atenemos a la reacción de algunos medios, de algunos periodistas, de algunas organizaciones, la sentencia ha caído peor que una acción armada. Viendo a la TDT más ultra, parece que los jueces conservadores de Estrasburgo ha causado más destrozos a la democracia, al estado, a la dignidad del reino de España que cualquier acción pasada o futura. Es la típica exageración, la impostación de quienes nadan en odio, en sentimientos de venganza, en impulsos violentos que les lleva a maldecir todo lo que tenga que ver con la justicia, el ordenamiento jurídico, los derechos. Piden el diente por diente. Y, si puede ser, muela por diente. Piden que se incumpla la sentencia, claman desde la caverna, insultan, ladran.

Ha habido un fallo esperado aboliendo la mal llamada doctrina Parot que viene a incorporarse al proceso de paz. O así lo desea gran parte de la sociedad vasca e incluso de una parte muy amplia de la española. Todo es posible.