BARCELONA B 0

EIBAR 2

Por primera vez esta temporada, el Eibar ha enlazado dos victorias. El golpe en la mesa al que se refería la víspera Gaizka Garitano llegó en el Mini Estadi, donde el conjunto azulgrana fue capaz de superar dos momentos muy delicados para acabar imponiéndose claramente en el marcador y, más aún, sobre el césped.

El triunfo no desvía al Eibar de su rumbo, que apunta directamente a la permanencia, pero sí le ofrece una nueva perspectiva. La que le ofrece una clasificación en la que ahora se sitúa más cerca de los puestos cabeceros que del furgón de cola, con la tranquilidad que ello conlleva, y también la que se desprende de los dos últimos encuentros, en los que la escuadra armera ha confirmado que no solo tiene buenas maneras, sino también la contundencia suficiente para convertirla en puntos, al margen de la entidad del rival y del escenario.

Contundencia ofensiva, para aprovechar las oportunidades, pero sobre todo defensiva. Desde que a su equipo le cayeran tres goles en El Molinón, la llamada a la concentración de Garitano se ha traducido en cuatro jornadas consecutivas con la portería imbatida. Tres goles han bastado así para que el Eibar haya sumado en estas cuatro semanas la mitad de los puntos que le sitúan en la zona cómoda de la clasificación.

Los dos últimos llegaron en el Mini Estadi, donde de inicio no pareció que el choque fuera a decantarse tan claramente del lado visitante. El Barcelona monopolizó el balón y a los eibartarras no les quedó otra que convertirse en un frontón. Se sobrepusieron en apenas diez minutos. Un par de contragolpes, con tiro al palo incluído, metieron el miedo en el cuerpo a los culés, que prácticamente no volvieron a dar señales de vida ante un Eibar que robaba y golpeaba con un ritmo inagotable. En una de esas llegó el claro penalti de Patrick a Yuri. Arruabarrena quiso embellecer el lanzamiento y acabó enviando el esférico al larguero.

Igual o mejor

A punto estuvo también de enviar al traste las opciones del Eibar porque en los dos minutos que restaban hasta el descanso, su anfitrión creó más peligro que en todo el resto del encuentro. Pero también a ese disgusto se sobrepuso la escuadra guipuzcoana que no perdió un ápice de convencimiento y ambición, en todo caso lo ganó, en la segunda parte. Por fortuna, el gol acabaría llegando sin excesiva demora con un buen centro de Lillo que Eizmendi cabeceó lejos del alcance de Masip.

El partido se ponía cuesta abajo, más aún tras la expulsión de Patrick, pero la calidad del rival y lo reducido de la ventaja no invitaba a celebrarlo, como confirmarían una buena intervención de Xabi a disparo de Denis Suárez y una caída de Dani Nieto en el área que bien pudo haber interpretado el árbitro como penalti. Una contra de libro, conducida por Gilvan y rematada por Morales, acabó con cualquier inquietud a ocho minutos del final.