La violencia afectó ayer por primera vez la costa este turística de Túnez, en especial Sousse, donde un kamikaze se inmoló en una playa sin causar más víctimas. La Presidencia tunecina denunció un intento de sabotear la transición democrática, en referencia al diálogo nacional que comenzó el viernes entre los islamistas en el poder y la oposición, para sacar el país de la profunda crisis política en la que se encuentra sumido.

Mientras, el Ministerio tunecino de Interior dijo haber frustrado un ataque contra el mausoleo del primer presidente tunecino Habib Bourguiba, en la ciudad de Monastir.

Ambos actos fueron cometidos, según indicó Mohamed Ali Laroui, portavoz del Ministerio de Interior, a la radio Mosaïque FM, por dos «salafistas yihadistas» tunecinos, uno de los cuales venía de un país vecino.

Testigos indicaron a la AFP que el atentado suicida ocurrió a en torno a las 9.30, hora local, y tenía como como objetivo el hotel Riadh Palm, en el centro de Sousse.

El kamikaze, que buscaba acceder al hotel por una puerta trasera, fue visto por los guardias y perseguido hasta la playa, donde hizo estallar los explosivos que llevaba adheridos a su cuerpo. Unidades «antiterroristas» buscaban en la zona a un cómplice que se fugó, según Laroui.

Media hora más tarde tuvo lugar el suceso de Monastir. «Un joven de 18 años fue detenido con una bolsa con una bomba que iba a explotar», indicó el portavoz de Interior.

Según testigos, el hombre fue visto y denunciado por su sospechoso comportamiento, cuando estaba en el cementerio cerca del mausoleo de Bourguiba, un suntuoso edificio abierto a los turistas. Fue detenido por el guardia de seguridad, que le identificó como oriundo de Zaghouan y objeto de cuatro órdenes de búsqueda

El atentado suicida y la tentativa de ataque contra el mausoleo de Bourguiba son los primeros actos de ese tipo desde la revolución que sacó del poder a Ben Ali en enero de 2011.