Tienes menos futuro que un espía sordo. Esto era un chiste que atendía a una concepción del espionaje en la guerra fría totalmente obsoleta hoy en día en donde cualquiera puede ser espía. Es más, hay comercios en casi todas las capitales que se llaman «La casa del espía». Allí te puedes hacer con un arsenal de aparatos para que puedas suplir cualquier deficiencia olfativa, auditiva o visual para saber qué hacen tus vecinos, tus parejas o tus enemigos comerciales o políticos. Algunos aparatos que se venden en esas franquicias son de risa, pero otros son las excrecencias de los utilizados por los servicios de inteligencia, control y supuesta seguridad de los cuerpos policiales, militares y agencias diversas que no está claro al servicio de quién están operando. Desde aquellas imágenes del 11-S se acabó con la inocencia, y cuando suena la palabra seguridad, sea en la frecuencia semántica que sea, en el idioma que se utilizar, significa que la libertad ha sido expulsada de la prioridad política, del devenir de la ciudadanía y que unos cuantos pueden en nombre de esa seguridad hacer lo que les venga en gana.
Es lo que se está demostrando con los casos de espionaje de la CNA de Obama que resulta ahora se hizo no sólo con la anuencia, sino con la colaboración de las agencias española y francesa. Y siempre, en todos los alegatos, se insinúa que esos espionajes globales, esos barridos del espectro electromagnético de manera aleatoria, el tener acceso a las comunicaciones de millones de ciudadanos sin su consentimiento, por telefonía, Internet, correos o redes sociales, violando su intimidad, han servido para evitar atentados. Algo indemostrable. Un excusa para justificar sus métodos abyectos de cercenar libertades en nombre de esa trampa llamada seguridad.
Yo apostaría doble contra sencillo a que muchas de esos controles y espionajes son con objetivos comerciales. Que saben de horarios, gustos y costumbres de grandes masas de ciudadanos. Y sí, pueden encontrar algunas cuestiones de índole política o partidista, y seguro que hacen seguimiento sobre sospechosos, pero sobre todo sacan conclusiones de tendencias de consumo. Espías invisibles.