El museo Guggenheim de Bilbo presentó ayer su nueva exposición, «Garmendia, Maneros Zabala, Salaberria. Proceso y método», en una rueda de prensa que no fue del todo tranquila. Uno de los artistas participantes, Iñaki Garmendia, mostró su enfado porque el museo decidió no incluir una de sus obras en la recién inaugurada muestra.

El artista acusó al museo de «no saber trabajar con los artistas» y de dar la «voz de alarma» sobre la legalidad de su obra, inspirada en una escultura de Jorge Oteiza. Según él, el museo le encargó una pieza para la exposición y decidió «reinterpretar» la obre de Oteiza, pero el museo le prohibió exponerlo. Juan Ignacio Vidarte, el director del centro, respondió, enfadado, que el museo debe trabajar «de acuerdo a la legalidad que existe». Asimismo, opinó que su obra necesitaba la aprobación legal de los herederos de Oteiza.

La comisaria de la exposición, Lucía Agirre, también respondió a Garmendia diciéndole que él, en un principio, negó que se fuesen a mostrar imágenes de la escultura de Oteiza, y al ver el resultado, el museo le pidió que lo modificase. Sin embargo, según Agirre, el artista se negó y pidió que retiraran su obra de la exposición.

Garmendia, al escuchar esto, desmintió la afirmación de la comisaria y aseguró que nunca pensó que «pudiera tener consecuencias legales». En sus palabras, «si el museo no hubiese dado la voz de alarma, no habría pasado nada, porque no hay vulneración de derechos de autor». Tras decir esto y antes de que finalizara la presentación ante los medios, Garmendia abandonó la sala y Vidarte aseguró que se llevaría a cabo una reunión para tratar de resolver el problema.

Una retrospectiva

Los otros dos autores, Erlea Maneros Zabala y Xabier Salaberria, se mantuvieron al margen de la polémica y se limitaron a explicar su intervención en la exposición «Proceso y método». Ellos reconocieron que ha sido un proyecto «complejo» ya que les exigía una «mirada atrás y volver a trabajos anteriores».

En definitiva, la muestra es una retrospectiva de los tres autores vascos, nacidos entre los sesenta y los setenta, a los que se les pidió que realizaran una pieza adicional, fruto de la polémica en el caso de Garmendia.