Nada demuestra mejor la incapacidad de EEUU para terminar lo que comenzó en el Oriente Medio que el continuo derramamiento de sangre en Irak. El rol de combate de EEUU puede haber terminado, pero la guerra civil no. Este año lleva camino de ser el más sangriento desde 2008, con un promedio de cerca de 70 atentados con coche bomba al mes. (...)

Gran parte de la tensión actual es resultado directo de lo que un influyente grupo de senadores de EEUU llamó el estilo autoritario y sectario del primer ministro iraquí al-Maliki. Este casi ha roto un acuerdo de reparto de poder que los estadounidenses negociaron con los suníes, y ha llevado a muchos de ellos a los brazos de Al-Qaeda. Esto a su vez ha dado lugar a una nueva movilización las milicias chiíes.

(...) Maliki ha permitido, o ha hecho la vista gorda, que Irán utilice el espacio aéreo iraquí para suministrar armas a Assad en Siria y Hezbollah en el Líbano. (...) Maliki y Assad se ven a sí mismos en lucha contra los extremistas yihadistas, ambos ciegos a las demandas políticas de sus ciudadanos(...).

Obama tiene razón al retirarse de la calamitosa guerra de la era Bush y procurar un acercamiento con Irán. También tiene razón al haber rechazado la opción militar en Siria. Donde su estrategia tiene menos sentido es en pretender que ninguna de estas políticas tengan implicaciones para los aliados beligerantes de EEUU en Medio Oriente. Los saudíes no están contentos con Obama en una serie de frentes: abandonó a Hosni Mubarak, cooperó con un presidente de Hermanos Musulmanes y ahora podría estar hablando con Irán. También querían que bombardeara Siria. (...) Apaciguarlos con la venta de helicópteros Apache o baterías de misiles no ayudará a resolver la considerable presión interna que enfrentan por las demandas democráticas básicas.

La influencia de EEUU en la región se está reduciendo(...). Obama debe reconocer que sus intereses y los de sus aliados pueden divergir. Sólo entonces podrían hacerse algunos progresos.